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Estado: Finalizada
Autor: I Eat Tomatoes

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CAPITULO 265

Capítulo 265 - Dolorosas Noticias En El Día De La Boda —¡Abran las puertas! —¡Abran las puertas! Reynolds y sus hombres aullaban continuamente con ira.

El enemigo sólo tenía trescientos en total, mientras que la ciudad de Neil tenía decenas de miles de soldados.

¿Qué había que temer? Después de hacer su camino de regreso aquí, Reynolds y sus hombres habían pensado que sus vidas habían sido salvadas, pero ahora...

*Slash*  Una cuchilla de guerra cortó hacia abajo, hacia el cuello de un caballero, cortándolo en dos pedazos.

Sus intestinos rodaron fuera.

—¡Mueran, todos ustedes, mueran!  El líder de los enemigos rio salvajemente.

El lado de Reynolds fue diezmado rápidamente.

En un abrir y cerrar de ojos, sólo unos pocos quedaron.

Mirando a los enemigos, Reynolds no pudo dejar de sentir desesperación.

—¿Voy a morir? Reynolds tenía muchas metas y sueños que aún tenía que lograr.

Pero ahora, estaba a punto de morir.

En los muros de la ciudad, un grupo de nobles estaban rodeando a un noble de mediana edad de rostro ceniciento.

—Su Alteza Imperial, ¿está bien? —No tenga miedo, Alteza Imperial.

Los enemigos no serán capaces de entrar.

Después de las continuas garantías, el noble de mediana edad se calmó lentamente.

Ese hombre era el administrador de la Provincia Administrativa Sudeste, el hermano menor del Emperador, el Príncipe Julin.

El Príncipe Julin no nació con entereza o habilidad, pero él era el hermano menor del Emperador Johann y el Emperador Johann realmente adoraba a ese hermano menor.

Por lo tanto, el Príncipe Julin estaba viviendo una vida bastante cómoda.

Sabía que había pasado más de una década desde que el Imperio O’Brien y el Imperio Rohault habían participado en una batalla a gran escala.

Por lo tanto, había estado feliz de venir aquí a echar un vistazo a las fronteras.

Su llegada había causado que todos los nobles locales de la Ciudad de Neil lo rodeasen y lo halagaran.

Pero, ¿quién hubiese pensado que, así como él se jactaba de la fuerza militar del Imperio, una flecha se había disparado hacia él en la muralla? Afortunadamente, los guardias junto a él habían bloqueado las ventanas.

—¡Abran las puertas!  Un desolado aullido enojado llegó desde abajo.

Los ojos de los guerreros que lo rodeaban se estaban poniendo rojos.

No había muchos enemigos.

Si el ejército de la Ciudad de Neil fuese a cargar hacia fuera, sin duda podrían matar a todos los enemigos con facilidad.

Pero el Príncipe Julin se negó a dejar que se abriesen las puertas.

—Su Alteza Imperial, no hay muchos enemigos abajo.

Permítame dirigir a mis hombres para ir a matarlos —suplicó un oficial militar.

—Tonterías —el Príncipe Julin apuntó con su nariz e insultó: —¿Qué diablos sabes? ¿No puedes ver que muy lejos hay varios cientos de soldados? —Pero su Alteza Imperial, nuestra Ciudad de Neil tiene treinta mil soldados —argumentó el oficial militar.

El Príncipe se burló: —Es el anochecer en este momento y en la distancia, hay una gran cantidad de hierba alta.

¿Quién sabe cuántos enemigos están al acecho? Piense en ello, porque unos pocos cientos de personas que se atreven a atacar, seguramente deben tener algún tipo de apoyo, ¿no es verdad? No vale la pena el riesgo y el derramamiento de sangre adicional sólo para rescatar a unas cuantas docenas de soldados del Imperio.

El Príncipe Julin habló con autoridad y determinación.

—Pero su...

Alteza Imperial.

El oficial militar no sabía si reír o llorar.

Claramente, ese Príncipe Julin no sabía nada acerca de los asuntos militares.

Dada la forma robusta de la Ciudad de Neil, aunque el enemigo tuviese cien mil soldados, no les resultaría fácil de romper a través de la defensa de la ciudad y sus treinta mil soldados.

Lo que es más, su lado estaba solo estaba a punto de ir a matar a los enemigos por debajo de las murallas de la ciudad.

No era como si se fuesen perseguir y contraatacar.

El Príncipe Julin se limpió el sudor frío de la frente.

—¿No son sólo unas pocas docenas de soldados comunes? Si mueren, mueren.

No quiero estar en ningún riesgo —dijo el Príncipe Julin en secreto para sí mismo.

Dijo inmediatamente con severidad—: Recuerda, no debes atacar sin autorización.

De lo contrario, si pasa algo, no me culpes por ser implacable.

—Su Alteza Imperial, el líder de esa gente parece ser Reynolds —dijo alguien de repente.

—¿Qué Reynolds?  El Príncipe Julin frunció el ceño.

—El Reynolds que se encuentra en la línea principal de descendientes del clan Dunstan.

—¿El clan Dunstan? —El Príncipe Julin frunció el ceño, pero luego rio desdeñosamente—.

Morir por el bien del Imperio es algo glorioso para su clan.

Además, el clan Dunstan es grande.

¿Y qué si un solo descendiente muere? Al Príncipe Julin no le importaba en lo más mínimo.

—¡Abran las puertas de la ciudad!  Ese grito desolado se escuchó de nuevo.

Y entonces, no hubo más gritos que viniesen desde fuera de la ciudad.

El cuerpo de Reynolds se desplomó, cayendo contra los muros de la ciudad.

Una flecha estaba en su hombro, y una herida terrible podía verse en su pecho.

La sangre fresca fluía por todas partes.

Reynolds ya había perdido el conocimiento.

—¿Capitán Mayor?  La armadura de Reynolds reveló su estatus.

El líder de inmediato agarró a Reynolds, lanzándoselo al hombro, entonces gritó a sus hombres: —Vámonos.

Mientras hablaba, esos diez hombres se fueron tan rápido como un rayo.

De principio a fin, aparte de disparar flechas por encima de las murallas de la ciudad, los defensores de la Ciudad de Neil no abrieron las puertas de la ciudad o se dedicaron a dar batalla a sus enemigos en absoluto.

El clan Dunstan poseía una tremenda influencia en el ejército.

Pronto, la noticia de cómo toda la unidad de Reynolds había sido aniquilada, mientras que el Príncipe Julin había dado la ridícula orden de que sus hombres no saliesen de la ciudad y participaran en la batalla, hizo su camino hasta el clan Dunstan.

No mucho después de que el Príncipe Julin regresase a su residencia, sus subordinados le dijeron algo sorprendente.

—Su Alteza Imperial, ese Lord Reynolds, quien murió en la batalla era un amigo muy cercano del Maestro Linley.

Los dos estudiaron juntos en el Instituto Ernst, y su afecto entre ellos rivalizaba con los de los verdaderos hermanos —dijo un hombre de mediana edad con barba respetuosamente al Príncipe Julin.

—¿Qué? ¿Maestro Linley? ¿Los dos son como hermanos de verdad?  El Príncipe Julin al instante se puso en pie.

—Esos...

¡Esos bastardos! ¿Por qué no me lo dijeron en el muro? —dijo el príncipe Julin frenéticamente.

—Su Alteza Imperial, no hay muchas personas que sepan de la relación entre Linley y Reynolds.

Incluso en la capital imperial, sólo unos pocos nobles lo saben.

¿Cómo podrían estos nobles de la distante Ciudad de Neil saber acerca de eso? El Príncipe Julin inmediatamente comenzó a fruncir el ceño.

No tenía miedo de ofender al clan Dunstan.

No importaba lo poderoso que fuese el clan Dunstan, después de todo, ellos tenían que estar bajo la buena voluntad del Emperador.

Era sólo uno de los miembros del clan.

Todo lo que tenía que hacer era decir algo al clan Dunstan y ese asunto estaría definitivamente terminado.

Pero ofender a Linley era algo completamente distinto.

—Acudan inmediatamente al clan Dunstan.

También...

prevengan que cualquier noticia salga de la Ciudad de Neil.

No dejen que la información llegue a la capital imperial, especialmente a Linley.

Sólo digan que la muerte de Reynolds fue en batalla y en servicio al Imperio.

El Príncipe Julin realmente estaba empezando a entrar en pánico.

Calendario Yulan, año 10009.

15 de septiembre.

Ese era el día en que Wharton y Nina iban a casarse.

Wharton era el hermano menor del famoso Maestro Linley, mientras que Nina era una princesa imperial.

Su gran boda naturalmente era un asunto infinitamente importante.

Dentro del palacio, la hermosa música flotaba a través de los pasillos como el agua que fluye.

Todos los nobles brindaban entre sí mientras charlaban y reían.

—Emperador Johann, discúlpeme —dijo Linley con una sonrisa tranquila mientras bebía su copa de vino.

Linley realmente no estaba acostumbrado a tratar con esos nobles.

Después de decir unas palabras a unas pocas personas, Linley dejó la sala principal y se dirigió hacia un jardín, con Delia pronto siguiéndolo hasta allí.

—¿Qué pasa, Linley?  Delia rio.

—No me siento cómodo.

Él soltó una carcajada.

—Parece que hoy no estás de muy buen estado de ánimo —Delia vio que una mirada descontenta estaba en el rostro de Linley.

Él asintió y dijo: —No sé por qué, pero por alguna razón, me siento ansioso e irritable.

Cuando el espíritu de uno había alcanzado el nivel de Linley, era muy raro que uno pudiese sentirse irritable e incómodo.

—Hoy es la gran boda de Wharton.

Sé feliz.

Ella lo consoló.

Linley dejó escapar un largo suspiro y asintió.

Mientras Linley y Delia estaban en el jardín, el Emperador Johann recibió una carta secreta.

Su asistente personal, dijo en voz baja: —Su Majestad Imperial, Reynolds del clan Dunstan murió en batalla.

—¿Reynolds murió? ¿Cuál Reynolds?  El Emperador Johann miró a su asistente personal.

¿Por qué la muerte de una sola persona tenía que ser puesta en conocimiento del Emperador? ¿Él, el Emperador, no tenía nada mejor que hacer que preocuparse por eso? —Él era un compañero de clase del Maestro Linley en el Instituto Ernst.

Él estaba en muy buenos términos con él —su asistente personal, dijo en voz aún más baja—: Su Majestad Imperial, este asunto concierne a Su Alteza Imperial, el Príncipe Julin.

—¿Julin? —Según nuestros informes, Reynolds y sus hombres fueron perseguidos por los soldados del Imperio Rohault hasta las paredes de la ciudad, pero el príncipe Julin ordenó a sus hombres no abrir las puertas y solamente defenderse.

—¿Defender? ¿Cuántos soldados tenía el enemigo? El Emperador Johann frunció el ceño.

—Trescientos —dijo el asistente de palacio.

Los ojos del Emperador Johann sobresalieron.

—Trescientos, y ¿él hizo que solo se defendieran? Ese Julin...

Cielos...

El Emperador Johann sintió una oleada de ira, pero luego, en un abrir y cerrar de ojos, comprendió lo que acababa de suceder.

Él entendía a su hermano menor muy bien.

Julin era una persona sin mucha ambición.

Su principal problema era que él era un poco cobarde.

El Emperador Johann no consideraba eso gran parte de un defecto.

Después de todo, él no necesitaba confiar en Julin para dirigir sus ejércitos o hacer alguna otra cosa.

Pero ahora, la situación había llegado a complicarse.

Si Linley se enteraba...

Y si Linley llegaba a causar problemas...

Pensando en el aterrador poder que Linley había mostrado en la Montaña Tujiao, y lo poderosas eran que esas dos bestias mágicas, el Emperador Johann inmediatamente comprendió que a menos que los expertos del Colegio del Dios de la Guerra fuesen a intervenir, no había manera de que pudiesen reprimir las fuerzas de Linley en absoluto.

Pero, ¿cómo podría el Colegio del Dios de la Guerra intervenir por el bien de un mero príncipe? Eso era imposible.

—Julin.

Todo lo que él hace es crear desastres para mí.

El Emperador Johann consideró rápidamente qué hacer.

A pesar de que estaba furioso, todavía tenía que proteger a su hermano menor.

—Su Majestad Imperial, como el Príncipe Julin dijo, no tuvo la oportunidad de rescatar a Reynolds antes de que él y sus hombres fuesen asesinados en la base de los muros de la ciudad.

En ese momento, ya estaba muy oscuro, y no estaban seguros en cuanto a la cantidad exacta de hombres que tenía el enemigo —dijo el encargado del palacio en voz baja.

El Emperador Johann asintió levemente.

Él consideraba cuidadosamente cómo manejar ese asunto.

¡No había manera de que eso pudiese ocultarse totalmente! Esa fue la primera reacción del Emperador Johann.

Era mejor no tratar de ocultar algo a un nivel Santo de la etapa pico como Linley.

De lo contrario, una vez que se descubriese la mentira, las cosas irían catastróficamente mal.

El Emperador Johann inmediatamente salió de la sala y se dirigió hacia el jardín en busca de Linley.

—¿Emperador Johann?  Linley, que estaba dando un paseo junto a Delia, vio al Emperador Johann caminar con una expresión grave en su rostro.

No pudo dejar de llamarlo inquisitivamente.

Cuando el Emperador Johann vio a Linley, la expresión de su rostro se hizo todavía más sombría.

—Emperador Johann, ¿qué ha sucedido?  Linley frunció el ceño.

El Emperador Johann suspiró y dijo: —Linley, voy a decirte una cosa, pero tienes que estar calmado.

—¿Qué pasó?  Linley estaba tornándose nervioso.

Esos últimos días, Linley se sentía irritable e inquieto.

Al escuchar las palabras del Emperador Johann, comenzó a preocuparse.

Parecía que algo terrible había sucedido.

El Emperador Johann dejó escapar un suspiro bajo y dijo: —Justo ahora, recibimos una noticia desde la Legión Llama Dorada con sede en la Provincia Administrativa Sureste.

Un escuadrón de caballeros liderados por Reynolds fue emboscado por fuerzas enemigas y fue perseguido por todo el camino de vuelta...

El corazón de Linley al instante se hundió.

—Reynolds y unas pocas personas lograron hacer su camino hacia Ciudad de Neil, pero los soldados de Ciudad de Neil no tuvieron tiempo suficiente para salvarlos.

Reynolds y sus hombres...

¡Todos murieron en batalla! —¡Todos murieron en batalla!  —¡Todos murieron en batalla! —¡Todos murieron en batalla! … Esas palabras golpearon a Linley como rayos, reverberando y haciendo eco en su mente.

Linley sintió como si su mente se hubiese quedado en blanco, y toda la fuerza hubiese salido de su cuerpo.

¡Todo se había quedado en blanco! Después de mucho tiempo… —Cuarto hermano...

Cuarto hermano...

¿Murió? —tartamudeó.

—Hola.

Soy Reynolds, del Imperio O’Brien.

Él aún podía recordar con claridad cómo había conocido a Reynolds por primera vez, cuando se registraron para inscribirse en el Instituto Ernst.

La primera persona que había conocido era a Reynolds.

En ese momento, Linley había ido con el tío Hillman, mientras que Reynolds había estado con su abuelo Lomu.

Dos niños pequeños se habían hecho amigos, así como así.

Durante los ocho años posteriores, habían estado juntos día y noche.

La dejadez de Reynolds, su picardía, su sinceridad...

Su alegre risa.

Una escena tras otra nadó a la superficie de la mente de Linley.

—Cuarto hermano, ¿él murió? Linley no lo podía creer.

Hace apenas un tiempo, su cuarto hermano había estado charlando y riendo con él y el jefe Yale.

Pero justo así, él había muerto en batalla.

Linley podía recordar con claridad cómo lucía y como se oía.

¿Cómo podría el cuarto hermano haber muerto? —Maestro Linley, espero que usted pueda restringir su pesar.

El Emperador Johann, al ver la expresión del rostro de Linley, comenzó a ponerse nervioso.

Tenía miedo de que Linley se volviese loco.

Linley se giró para mirar al Emperador Johann, su mirada apuñalaba hacia el Emperador Johann como puñales afilados.

En voz baja, dijo: —Emperador Johann, dígame, ¿qué pasó? Espero que no me mientas.

¡Si eres sabio, probablemente puedes adivinar cuáles serán los resultados para alguien que me mienta! Dime, ¿qué fue exactamente lo que pasó?

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