Capítulo 243 - Los Resultados
Todo el Palacio Marcial quedó en silencio.
Al ver llegar al Emperador Johann, Linley y Olivier se pusieron de pie.
En el Palacio Marcial, el Emperador tenía el rango más alto.
Ellos al menos tenían que darle al Emperador algo de cara.
La mirada de Wharton cayó sobre Nina.
Nina estaba detrás de su madre, la Emperatriz.
Tan pronto como entró, ella lo miró.
—Gran tonto...
La boca de Nina se movió, pero no dijo nada.
Wharton forzó una sonrisa en sus labios, pero sus ojos eran firmes.
Los dos sabían lo que el otro estaba pensando a partir de la mirada que compartían.
No importaba a quién seleccionase el Emperador Johann hoy, Wharton no se rendiría.
—Nina es mía.
Nadie puede tomarla de mí.
Wharton miró a Blumer desde lejos, luego se giró para mirar a Su Majestad Imperial, el Emperador Johann.
—¡Su Majestad Imperial!
Todos los nobles y ministros en el palacio cayeron sobre una rodilla, inclinándose con respeto.
—Levántense, todos ustedes —el Emperador Johann giró a mirar a Olivier y Linley, diciendo modestamente—: Linley, Olivier, por favor, tomen asiento.
Wharton también contempló a Linley desde lejos.
Con Linley ahí, Wharton sentía la máxima confianza.
El Emperador Johann se giró para mirar a la Emperatriz y sus Consortes Imperiales.
—Todas ustedes, pueden sentarse por ahí.
Nina, siéntate con tu madre Imperial.
La Emperatriz, la Consorte Imperial y las siete princesas se sentaron en el otro lado del palacio, donde se había organizado una fila de asientos.
En el Imperio O’Brien, a la Emperatriz y a las consortes no se les permitía participar en la política.
En el Palacio Marcial, incluso la Emperatriz sólo podía sentarse y ver.
—Hoy es un día muy importante.
Jaja...
Nosotros hemos esperamos por este día.
De hecho, Nosotros vamos a anunciar quién se casará con Nuestra amada hija.
El Emperador Johann sonrió hacia Nina mientras hablaba.
Linley, Olivier, y todos los demás miraban absortos al Emperador Johann.
Wharton sintió que su corazón comenzaba a latir con fuerza en un alto volumen.
¿Quién podría ser?
¿Él? ¿Blumer?
—En cuanto a quién Nosotros vamos a seleccionar, antes de hacer el anuncio, nos gustaría presentar a dos de los discípulos personales del Dios de la Guerra.
El Emperador Johann vio las dos figuras que volaban en esa dirección desde muy lejos.
Ambos hombres estaban vestidos con túnicas azules largas.
Al entrar en el Palacio de Marcial, el primero asintió hacia Blumer.
—Su Majestad Imperial.
Sólo entonces los dos hombres saludaron al Emperador Johann.
La expresión en el rostro de Wharton cambió.
¿Discípulos personales del Dios de la Guerra? Al ver que esos dos llegaban, Wharton intuyó que las cosas no iban a ir bien.
Blumer, no muy lejos de él, echó un vistazo a Wharton encantado.
Esos dos claramente habían ido en su apoyo.
—Primero, vamos a hacer algunas presentaciones.
Esta persona a la izquierda es el Sr.
Lanke, un discípulo personal del Dios de la Guerra y un experto de nivel Santo —dijo el Emperador Johann en voz alta—.
Esta persona de la derecha es el Sr.
Castro, un discípulo personal del Dios de la Guerra y un experto de nivel Santo.
Los nobles y ministros en el Palacio Marcial todos hicieron gestos de respeto hacia los dos expertos de nivel Santo.
—Lanke, Castro, por favor tomen asiento por allá, cerca de Linley y Olivier —dijo el Emperador Johann con una sonrisa.
Lanke, Castro, Linley, y Olivier estaban sentados juntos.
Wharton se aclaró la garganta.
En ese momento, él realmente se sentía bajo una gran presión.
El ambiente estaba claramente a favor de Blumer.
En ese momento, el Emperador Johann habló y dijo: —Blumer, Wharton, vengan al medio —dijo con voz clara.
—Sí, Majestad Imperial.
Tomando una respiración profunda, Wharton se obligó a dejar de pensar salvajemente, luego se dirigió al centro del palacio.
Blumer y Wharton se miraron fríamente, luego se pusieron de pie hombro a hombro.
La atención de todos se centró en esos dos.
—Nosotros vamos a anunciar quién pasará a ser el esposo de Nina.
Naturalmente, eso es sólo si los dos desean casarse con Nina.
Nosotros vamos a preguntar una vez más; ¿todavía desean casarse con Nina? —dijo el Emperador Johann con voz solemne.
Ese era el momento final.
Blumer dijo inmediatamente: —Su Majestad Imperial, mi mayor deseo y sueño es ser capaz de tomar a la princesa Nina como mi esposa.
Wharton dijo respetuosamente: —Su Majestad Imperial, también es el sueño de su sirviente que el poder tener una ceremonia de matrimonio abierta públicamente con Nina, y que los dos podamos estar juntos para siempre, para nunca más ser separados.
A medida que Wharton hablaba, miró a Nina.
Nina también estaba mirando a Wharton.
Sus miradas se encontraron.
La mayoría de las personas en el palacio se dieron cuenta de eso, y el rostro de Blumer se hundió.
—Jaja, maravilloso —el Emperador Johann rio en voz alta—.
Dado que ambos son tan sinceros, estamos muy satisfechos.
Pero al final, tenemos que elegir a una sola persona.
Mientras hablaba, el Emperador Johann lanzó una mirada sonriente a Blumer.
Esa mirada inmediatamente disipó la rabia en el corazón de Blumer.
Él podía sentir cuál era el significado oculto del Emperador Johann y él sintió repentinamente algo de confianza.
¿Quién iba a ser elegido?
Por el contrario, Wharton estaba tornándose ansioso mientras miraba ansiosamente a Emperador Johann.
—Todo el mundo, por favor, esté tranquilo.
Solemnemente Nosotros anunciamos que…
—Espere.
Ese discípulo personal del Dios de la Guerra, Castro, se levantó y habló, evitando que el Emperador Johann hablase.
El Emperador Johann miró inquisitivamente hacia él.
Si hubiese sido otra persona el que lo hubiese interrumpido, habría gritado con ira.
Pero la persona que lo detuvo era Castro.
—Su Majestad Imperial —Castro en realidad se dirigió hacia el Emperador Johann, en el centro del palacio.
Todos los nobles y ministros estaban estupefactos—.
Hay algo que debo decirle en privado, Su Majestad Imperial.
Mientras hablaba, Castro miró a Blumer.
Los asistentes del palacio no sabían si debían o no tratar de bloquearlo.
—Háganse a un lado.
Castro tiene algo que discutir con Nosotros —instruyó a sus asistentes a un lado, y Castro se dirigió directamente al lado del Emperador Johann.
El Emperador Johann lo miró con curiosidad.
Él le susurró unas palabras en voz baja al oído.
El Emperador Johann frunció el ceño, mirándolo.
Pero luego se conmocionó, y una sonrisa apareció en su rostro.
Castro se apartó.
—¿Qué es lo que está haciendo? —Linley tenía un mal presentimiento sobre eso—.
¿Será que Castro está pidiendo en privado al Emperador Johann que seleccione a Blumer?
En su corazón, él realmente esperaba que su hermano menor tuviese un matrimonio perfecto.
Pero no había nada que pudiese hacer al respecto.
Detrás de Blumer estaba el poder del Colegio del Dios de la Guerra.
—Jaja.
Hace un momento, Castro tuvo un asunto menor que discutir con Nosotros.
Ahora, Nosotros vamos a anunciar oficialmente que Nuestra hija se casará con...
Una sonrisa se asomó en el rostro del Emperador Johann.
Todo el palacio estaba tan silencioso, que se podía oír caer una aguja.
Wharton y Blumer miraron ansiosamente al Emperador Johann.
—Se casará con...
—Emperador Johann proclamó en voz alta—.
¡Wharton Baruch!
—¡Wharton Baruch! ¡Wharton Baruch! ¡Wharton Baruch!
El nombre de Wharton hizo eco en todo el Palacio Marcial.
Todo el Palacio Marcial se volvió completamente inmóvil.
Los ojos de Blumer casi salieron de sus cuencas.
Wharton se quedó atónito.
Nina también estaba estupefacta.
—¡¡¡¡Ah!!!!
Wharton de repente dejó escapar un aullido salvaje de emoción, y luego cargó directamente hacia Nina.
Nina también se recuperó, lanzándose directamente en el abrazo de Wharton.
Wharton y Nina realmente se abrazaron el uno al otro, en el Palacio de Marcial, como si nadie estuviese mirando.
Nina estaba totalmente emocionada.
—¡Imposible!
Blumer negó con la cabeza sin parar, totalmente incapaz de aceptar ese resultado.
En verdad, Blumer no sentía demasiada simpatía hacia la princesa Nina.
Pero Blumer tenía un carácter fuerte y posesivo, con ganas de poseer lo mejor de todo.
Y cuando él era joven, la gente a menudo lo comparaba con Wharton.
Por lo tanto, Blumer quería superar a Wharton en todos los sentidos.
Desafiarlo a un duelo.
Cortejar a Nina.
Todo fue por ese motivo.
La única persona a la que Blumer realmente amaba era a él mismo.
—Wharton.
Nina.
La voz del Emperador Johann sonó.
Sólo en ese momento entraron en razón.
Ese era el Palacio Marcial.
El rostro de Nina se puso rojo, y de inmediato se retiró hacia el abrazo de su madre Imperial.
Wharton inmediatamente también se inclinó y dijo: —Su Majestad Imperial, su sirviente estaba demasiado emocionado.
—Nosotros podemos entenderlo.
El Emperador Johann rio y asintió.
Y entonces, miró a Blumer y dijo: —Blumer, tú y Wharton son dos talentos excepcionales.
Pero tenemos que considerar lo que es mejor para nuestra hija.
¿Lo entiendes?
¿Qué podía hacer Blumer?
No era Wharton.
En el corazón de Blumer, incluso si la princesa Nina se convertía en su esposa, ella seguiría siendo nada más que algo para que él luzciese.
Él no tenía mucho afecto por ella.
Aunque era difícil para Blumer aceptar esa derrota, no perdió la compostura.
—Entiendo la difícil elección que su Majestad Imperial tuvo que hacer.
Él sólo podía apretar los dientes y forzar esas palabras, tragando la bilis que se había subido a la garganta.
El Emperador Johann asintió con satisfacción.
—Jaja...
—el Emperador Johann rio en voz alta—.
Estamos muy felices hoy.
¿Qué tal esto? Decidamos la fecha para el compromiso de Wharton y de Nina.
El próximo mes, el día 12.
Wharton, esa será la fecha de tu ceremonia de compromiso con Nina.
¿Tienes alguna objeción?
—Gracias, Majestad Imperial.
Su sirviente no tiene objeciones.
En ese momento, Wharton era todo sonrisas.
¿Cómo podía tener alguna objeción?
Linley, de pie junto a Wharton, también se sintió muy feliz al ver la alegría de su hermano menor.
La relación romántica de su hermano menor estaba a punto de llegar a una conclusión feliz.
Al final, se mostró confiado en que no iba a salir como la suya.
Pensando una vez más acerca de cómo la suya había resultado, Linley sintió un poco de dolor en su corazón.
—Linley, felicitaciones —dijo el discípulo personal del Dios de la Guerra que estaba sentado junto a él, Lanke, de una manera cálida.
Castro también rio y dijo: —Maestro Linley, en la montaña del Dios de la Guerra, soy un gran coleccionista de las esculturas de piedra.
Siempre he estado lleno de admiración por usted, Maestro Linley.
Si tiene algo de tiempo libre, por favor venga a la montaña del Dios de la Guerra a dar un paseo.
La Montaña del Dios de la Guerra le da la bienvenida en cualquier momento.
—Definitivamente voy a ir en cuanto esté libre.
Linley hoy también estaba en un buen estado de ánimo.
Olivier se levantó directamente y se acercó a su hermano menor, Blumer, palmeando a Blumer en el hombro.
—Linley, Wharton, hoy deben disfrutar de una comida con nosotros, ¿qué dicen? —la voz del Emperador Johann sonó—.
Olivier, Blumer, Castro, Lanke, ustedes también deben venir con nosotros.
Castro y Lanke se pusieron de pie.
—Su Majestad Imperial, tenemos asuntos qué atender de vuelta en la montaña del Dios de la Guerra.
No vamos a ser capaces de acompañarlo —dijo Castro.
—Eso está bien —el Emperador Johann no trató de forzar la situación.
—Su Majestad Imperial, también tengo que ir a prepararme para mi duelo con Haydson.
Mi segundo hermano me acompañará.
Olivier también se negó.
Blumer ya había perdido.
¿Cómo iba a quedarse y disfrutar de una comida con ellos?
El Emperador Johann comprendió y asintió.
Pero Linley y Wharton aceptaron la invitación del Emperador Johann.
En el futuro, el Emperador Johann sería el suegro de Wharton.
Tenían que darle un poco de cara.
—No esperaba esto.
El rostro de Linley estaba cubierto con una sonrisa.
De hecho, él realmente no lo esperaba.
Linley ya había enviado a Jenne, Leena, y Rebecca fuera de la capital imperial, y ya estaban preparados para tomar a Nina por la fuerza y dejar que Nina y Wharton se fugasen.
Pero el resultado final había sido en realidad ese.
Eso realmente era sorprendente.
Después de que se suspendió la corte, Nina se fue junto a la Emperatriz y las consortes imperiales.
Pero Linley y Wharton siguieron al Emperador Johann a un lugar diferente.
—Hermano mayor.
El rostro de Wharton todavía estaba cubierto de sonrisas.
Él era demasiado feliz.
Sin querer, él continuó rebosando felicidad.
Linley también estaba muy feliz por Wharton.
—Linley, en el futuro, todos vamos a ser una sola familia.
El Emperador Johann rio hacia Linley.
—Correcto.
Toda una familia.
Le devolvió la sonrisa.
………
Lanke y Castro volaban lado a lado en el aire, dirigiéndose directamente a la montaña del Dios de la Guerra fuera de la capital imperial.
—¿Qué fue todo eso? ¿Qué le dijiste a Johann?
Lanke estuvo confundido todo ese tiempo.
¿Por qué el emperador Johann eligió a Wharton? Él ya había acordado previamente elegir a Blumer.
—¡Le dije a Johann que nuestro maestro, el Dios de la Guerra, le ordenaba que eligiese a Wharton! —dijo Castro en una voz triste.
—¿El Maestro?
Lanke estaba aturdido.
—¿Cómo debería saberlo? Justo después de que entré en el palacio, la voz del Maestro resonó en mi mente y me dio instrucciones de hablar con Johann.
Y entonces, el Maestro mismo entregó el mensaje —dijo sin poder hacer nada—.
El Maestro muy probablemente temía que si él simplemente hablaba con Johann, Johann no creería que realmente era el Dios de la Guerra, el que hablaba.
Después de todo, el Maestro nunca ha hablado con Johann mentalmente.
—¿Por qué el Maestro hizo una cosa así? —dijo Lanke con curiosidad.
—¿Cómo voy a saberlo?
Él tampoco tenía ni idea.
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