Capítulo 615 - Batalla Grupal
Los innumerables miembros del clan Dragón Azur que vivían en las Montañas Rito del Cielo escucharon todos esos insultos y burlas.
Muchos miembros del clan se enfurecieron.
Miradas feroces se filtraban a través de sus ojos, y ya no pudieron soportarlo.
Gritando, volaron fuera desde todas las Montañas Rito del Cielo.
—¡Mátenlos!
—¡Maten a estos bastardos!
Una gran cantidad de figuras se elevó dentro de las Montañas Rito del Cielo.
Moviéndose tan rápido como un rayo, cargaron salvajemente hacia el Sur.
Muchos de ellos eran guardias de patrulla.
Muchos de ellos estaban tan enojados que sus ojos se habían vuelto carmesíes y algunos otros guerreros también cargaron hacia el Este.
¡Ellos se habían vuelto locos!
¡Los miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas se habían enfurecido hasta el punto de la locura! Ser asesinado no era más que sus cabezas cortadas cayendo al suelo, pero los insultos del otro lado estaban causando que esos miembros del clan se volviesen locos.
Innumerables años de orgullo los hicieron enloquecerse hasta que no pudiesen soportarlo más.
—¡Bastardos!
Garvey, de pie al lado de Linley, miraba enojado, sus ojos también eran carmesíes.
Ellos habían elegido retroceder, debido a que se habían dado cuenta de la desesperanza de la situación del clan.
Pero ahora, el enemigo había llegado justo su lado, maldiciéndolos mientras apuntaban sus dedos hacia las narices de los miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas.
Todos encontraron difícil soportar eso.
Todos los Dignatarios estaban cada vez más enfurecidos.
Incluso Linley, al oír la risa burlona, sintió que la furia se elevaba en su corazón.
—¡Esos ocho grandes clanes nos obligan a combatir contra ellos!
—¡Regresen! ¡Todos ustedes, vuelvan! —rugió Gislason ruidosamente.
Esos gritos de desaprobación hicieron eco a lo largo de las Montañas Rito del Cielo, pero muchos de los miembros ordinarios del clan nunca se habían encontrado con el Patriarca.
En su furia, ¿cómo podrían reconocer la voz de su Patriarca? No les importaba quién les ordenase que se detuvieran; ellos todavía cargaron hacia el Sur.
¡Todos querían beber la sangre y devorar la carne del enemigo!
*Rumble…*
Más de diez mil miembros del clan llenaron los cielos.
Ellos lanzaron hacia el exterior.
A pesar de que todavía estaban bastante lejos, atacaron salvajemente, causando que ataques materiales y tipo alma llenasen el cielo al instante.
—¡Mátenlos!
Muchos miembros del clan dentro de las Montañas Rito del Cielo que aún no habían volado fuera también atacaron salvajemente.
*Rumble…*
Los cielos brillaban con todo tipo de luces, que se precipitaban hacia el Sur en una ola.
*Rumble…*
Los muchos miembros de los ocho grandes clanes desataron sus terribles ataques.
El color del cielo cambió.
Los innumerables ataques colisionaron y se intersectaron en el aire, causando un sonido ensordecedor.
Muchos ataques, sin embargo, pasaron al otro lado.
*¡Bang! ¡Boom!*
El clan de las Cuatro Bestias Divinas.
Los ocho grandes clanes.
Los cuerpos de sus miembros explotaron en el aire o cayeron directamente al suelo.
—¡Mátenlos!
Con la sangre hirviendo, esos enfurecidos miembros del clan atacaron, ignorando todo lo demás.
Sin embargo, debido a que muchos de los miembros del clan se habían detenido después de haber recibido la orden de detenerse, solo aproximadamente diez mil habían cargado verdaderamente hacia el enemigo.
Todos los miembros del clan que habían cargado hacia ahí inmediatamente tomaron sus Formas de Dragón.
¡Ellos matarían a sus enemigos o ellos mismos morirían!
El mundo tembló con incontables sonidos ensordecedores.
Rodeados así, los miembros del clan que originalmente habían elegido permanecer dentro de las Montañas Rito del Cielo sintieron que también aumentaba su ira.
Ellos no pudieron resistirlo más.
Incluso Linley sintió una intención asesina surgir en su corazón.
—Rápido, todos ustedes, vayan a detener a nuestros miembros del clan.
¡Rápido! —rugió enojado hacia Linley y los demás—.
¡Están tirando sus vidas a la basura!
—¡Sí, Patriarca!
Linley y el grupo de Dignatarios estaban enfurecidos, pero a todos ellos no les quedó más opción que tragarse a la fuerza su ira.
Se dispersaron por todas partes de las Montañas Rito del Cielo, gritando en voz alta: —Deténganse.
¡Todos, alto!
—Deténganse.
¡Deténganse!
Después de todo, fueron los líderes del clan y los Dignatarios del clan de las Cuatro Bestias Divinas quienes tomaron la decisión de dejar de luchar contra los ocho grandes clanes.
Los miembros de alto nivel del clan lo sabían, pero los miembros comunes del clan no lo sabían.
Los miembros comunes del clan eran tan orgullosos y arrogantes como lo habían sido hace diez mil años.
Ellos no fueron capaces de soportar ese tipo de humillación.
Gracias a los gritos y rugidos de los Dignatarios, así como los gritos de los muchos guerreros de patrulla que seguían las órdenes de los Dignatarios, la locura comenzó a desvanecerse lentamente.
En ese corto tiempo...
Decenas de miles de miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas habían muerto.
Pero, por supuesto, las pérdidas de los ocho grandes clanes tampoco fueron ligeras.
—¡Todos ustedes, atrás! —rugió Linley a un miembro del clan tras otro.
Muchos de los miembros del clan tenían miradas displicentes en sus ojos, las cuales estaban llenas de ira.
Todos miraban hacia el Sur.
Después de tantos años, bastantes miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas habían llegado a conocer a Linley.
El prestigio y la autoridad de los Dignatarios aún eran muy efectivos.
Todos ellos se abstuvieron de cargar contra el enemigo.
—Dignatario Linley, ¿se supone que debemos tomarlo sin contraatacar?
Un joven miró a Linley frenéticamente, con el rostro completamente enrojecido por la ira.
Linley estaba aturdido.
—Déjarlos pasar por encima de nosotros.
¿Solo dejar que nos insulten así? —el cuerpo del joven temblaba—.
¡Prefiero morir y tomar a algunos de ellos conmigo, en lugar de aceptar ese tipo de humillación!
—Dignatario Linley...
¿Realmente no vamos a luchar?
Bastantes miembros del clan miraron hacia Linley, sus ojos llenos con un toque de desesperación.
¿Ser insultados y maldecidos por otros, pero no luchar? Eso era más agonizante para los miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas que morir.
—¡Tendremos nuestra revancha! —gruñó—.
No se preocupen.
¡Tendremos nuestra venganza!
Solo en ese momento los miembros del clan se sintieron un poco mejor.
Todos escucharon a Linley y comenzaron a regresar, pero conforme Linley miraba fijamente el área circundante...
vio que la mayoría de los enfurecidos miembros del clan habían sido detenidos por su grito.
Cuando acababa de llegar al clan de las Cuatro Bestias Divinas, no había sentido demasiada pertenencia hacia el clan.
¡Eso se debía a que, en el fondo de su corazón, siempre se había considerado a sí mismo como Linley Baruch! Tenía un fuerte sentido de pertenencia hacia la rama Yulan, pero ese no era el caso para el clan Dragón Azur como un todo.
Sin embargo… mucho tiempo había pasado.
Había vivido allí con los miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas durante ocho o nueve siglos.
Durante los últimos ochocientos o novecientos años, Linley había conocido a muchos de sus miembros del clan, todos ellos capaces de tomar la Forma de Dragón, y quienes lo saludarían como ‘Dignatario Linley’ al verlo.
Inconscientemente, sin darse cuenta...
en el Reino Infernal, ya se había considerado a sí mismo un miembro del clan de las Cuatro Bestias Divinas por completo.
—¡Los ocho grandes clanes! —miró hacia el Sur, entrecerrando los ojos.
Y luego, voló de regreso a la residencia del Patriarca Gislason.
Pero justo en ese momento, otra oleada de burlas e insultos sonaron.
—¿Jaja qué? ¿Tu clan de las Cuatro Bestias Divinas tiene tan poco coraje?
—Solo sigan escondiéndose.
Me atrevería a decir que a pesar de que el clan de las Cuatro Bestias Divinas tiene gente en su propia puerta burlándose de ellos e insultándolos, aún no tienen el valor de defenderse.
Esta noticia, sin duda, se extenderá por todo el Reino Infernal en solo unos pocos siglos, e incluso en el resto de los Planos Superiores.
Jaja...
¡Nos aseguraremos de que las personas de los distintos planos sepan cuan cobardes son los miembros del clan de las Cuatro Bestias Divinas!
Las voces continuaron resonando en los cielos.
Los Dignatarios ya habían vuelto al lado del Patriarca Gislason, todos ellos completamente enfurecidos.
—¡No esperaba que los ocho grandes clanes fuesen tan despreciables! —el Segundo Dignatario estaba tan enojado que incluso su barba temblaba—.
Cuando difundan la noticia a través de los otros planos, los diversos clanes también los menospreciarán.
—¿Menospreciarlos? —el Patriarca Gislason rio con frialdad—.
Estás equivocado.
Los ocho grandes clanes, al difundir la noticia, definitivamente lo harán aún más colorido.
Dirán que fue el Lord Prefecto de la Prefectura Índigo quien les prohibió atacar las Montañas Rito del Cielo, razón por la cual se vieron obligados a permanecer fuera de las fronteras de la cordillera.
Esa noticia quizás mejorará la reputación del Lord Prefecto de la Prefectura Índigo.
Pero no tendrá mucho impacto en los ocho grandes clanes.
Pero a nuestro clan de las Cuatro Bestias Divinas...
Linley también lo entendió.
Una vez que eso se extendiese, la reputación del clan de las Cuatro Bestias Divinas quedaría mancillada para siempre.
Otros dirían que todo lo que podían hacer era esconderse detrás de la protección del Lord Prefecto de la Prefectura Índigo, y que incluso cuando otros llegaban a sus puertas a insultarlos, ¡todavía no tenían el coraje de defenderse!
—Patriarca Gislason del clan Dragón Azur.
Eres un Patriarca y el hijo de un Soberano, y sin embargo eres demasiado cobarde.
Realmente eres una vergüenza para tu padre.
¿Por qué no te matas a ti mismo? Jaja…
—Tú, Gislason, eres una vergüenza para el todopoderoso Soberano.
Jaja…
Risas sonaron continuamente.
Incluso después de la muerte de los cuatro Soberanos, esa gente no se atrevía a manchar casualmente a los Soberano.
Después de todo, incluso un Soberano muerto era un Soberano.
El prestigio de un Soberano era inviolable...
y si se violaba, si alguno de los otros Soberanos escuchaba sus palabras, y se irritaba por ellos y decidía castigarlos, estarían condenados.
La mirada de Gislason era como el hielo.
—Patriarca.
Los Dignatarios cercanos no pudieron evitar mirarlo.
—Esos bastardos.
Garvey dejó escapar un gruñido e inmediatamente se transformó en un rayo de luz, volando hacia el Norte.
—Vuelve aquí.
El rostro de Gislason cambió.
Inmediatamente voló en su persecución, y Linley y los otros Dignatarios lo siguieron.
Aunque Gislason era mucho más rápido que Garvey, las Montañas Rito del Cielo no eran muy grandes.
Para cuando lo alcanzaron, Gislason y los demás ya habían llegado a las fronteras de las Montañas Rito del Cielo.
—Garvey.
¿Qué estás haciendo?
Gislason agarró a Dignatario Garvey.
—Patriarca.
Garvey miró a Gislason.
—Oh.
¿Finalmente han tenido el coraje de salir? —alrededor de diez figuras flotaban en el aire y miraron hacia ellos.
Claramente habían notado a Gislason y los demás—.
Gislason, ¿qué estás haciendo? No solo no estás contraatacando, tampoco vas a permitir que otros se defiendan.
Jaja…
Se giró para mirarlos.
—¿Y quién demonios piensas que eres? —los ojos de Gislason irradiaban escarcha—.
¡Dejen que la Serpiente Infernal, Edric y los demás vengan!
El líder era un tipo grande que medía más de tres metros.
Riendo, dijo: —Gislason, hace cien años, podrías haber pedido a los Patriarcas que viniesen al escuchar tus palabras.
Desafortunadamente...
no eres más que un cobarde que ni siquiera se atreve a defenderse.
¿Qué derecho tienes para invitar a mi Patriarca? ¡Me siento avergonzado de solo hablar contigo!
—Insolencia.
Su rostro parecía haber sido cubierto por hielo.
—¡Bastardo!
Garvey, furioso, rechinó sus dientes, cargando hacia adelante una vez más.
—Espera.
Gislason agarró a Garvey y le gritó.
—¡Patriarca!
Se giró para mirarlo, gritando enojado.
—Oye, niño —el tipo musculoso miró con desprecio a Garvey—.
De tu apariencia, tu rango en el clan de las Cuatro Bestias Divinas debería ser bastante alto.
Pero en todos estos años, en todas las batallas entre nuestros ocho grandes clanes y tu clan, nunca te he visto.
Su cuerpo tembló.
En efecto.
Durante los muchos años, debido a que era uno de los Dignatarios un poco más débiles, nunca había ido al Barranco Baño de Sangre, ni había luchado en nombre del clan.
Había visto como los otros Dignatarios se sacrificaban por el clan y al hacerlo, siempre había sentido culpa en su corazón.
—Patriarca.
Yo, Garvey, soy un Dignatario, pero en todos estos años, nunca tuve la oportunidad de luchar —tenía los ojos inyectados en sangre y miró fijamente y con salvajismo al Patriarca—.
Me imagino que, en el futuro, tampoco tendré la oportunidad de luchar contra los ocho grandes clanes.
Hoy...
solo concédame mi deseo.
Gislason estaba aturdido.
—Dignatario Garvey...
—dijo Linley apresuradamente.
—Garvey, no...
Gislason no había terminado sus palabras antes de que Garvey soltase una risa baja.
*¡BANG!*
De repente, una aterradora aura azur emergió del cuerpo de Dignatario Garvey, e inmediatamente rompió el agarre de Gislason mientras su cuerpo se dividía en dos.
Uno era un ordinario clon divino de tierra, el cual se quedó.
En cuanto a ese cuerpo que rebosaba de luz azur, parecía haberse transformado en un dragón ilusorio, bramando a medida que cargaba hacia el Sur.
¡Poder de Soberano!
—¡Retrocedan!
El rostro de ese guerrero corpulento cambió dramáticamente.
Los rostros de las más de diez personas a su lado también habían cambiado.
Rápidamente se dispersaron en todas direcciones, mientras el líder dejaba escapar un gruñido.
Su propio cuerpo también se cubrió con un aura azur; ese hombre era un experto del clan Barbary, hábil en usar agua.
—Garvey...
Linley observó, aturdido.
Garvey abrió la boca, y al instante, apareció una enorme ilusión de un Dragón Azur que tenía más de diez mil metros de largo.
Un enorme Rugido de Dragón salió disparado, envolviendo inmediatamente a las más de diez personas que habían querido huir.
Sus cuerpos se pusieron rígidos y se paralizaron.
Habilidad divina innata - ¡Rugido de Dragón!
*¡Swoosh!*
Garvey inmediatamente se apresuró hacia ellos, atacando a las personas que habían sido afectadas por el Rugido del Dragón en rápida sucesión.
*¡Bang! ¡Bang!*
Garvey solo tuvo la oportunidad de matar a dos de ellos, antes de que ese hombre que también había utilizado Poder de Soberano se interpusiese y lo bloquease.
Los dos expertos comenzaron a luchar violentamente, intercambiando golpes múltiples.
El muslo de Garvey fue abierto por una rasgadura y la sangre salpicó por todas partes.
En términos de poder, Garvey todavía era un poco más débil que ese musculoso hombre del clan Barbary.
—¡Patriarca, rápido, sálvelo!
Linley soltó un gruñido y también cargó hacia adelante.
Al mismo tiempo…
*¡BOOM!*
Una luz amarilla surgió de su cuerpo.
Era una gota de Poder de Soberano tipo tierra.
Pero justo en ese momento...
*¡Swish! ¡Swish! ¡Swish! ¡Swish!*
Seis figuras más volaron desde las fuerzas de los ocho grandes clanes, sus cuerpos también irradiaban esa aterradora y poderosa aura de Poder de Soberano.
Claramente, habían ido a atacar y matar conjuntamente a Linley.
Linley estaba solo; ¿Cómo podría él vencer a esos seis enemigos?
El rostro de Gislason cambió dramáticamente.
Él gritó en voz alta: —¡Rápido, retrocede!
Al mismo tiempo, un aura azur salió de su cuerpo y también se transformó en un rayo de luz azur, surcando los cielos.
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