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Estado: Finalizada
Autor: I Eat Tomatoes

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CAPITULO 604

Capítulo 604 - ¡Entre La Vida Y La Muerte! Dentro de la habitación, todos observaban a Alfonsus tratar a Delia.

Linley era el más nervioso de todos, y su frente estaba cubierta de sudor.

Él, sin embargo, ni siquiera se dio cuenta.

*Crackle…* Esa energía verde circulaba, emanando un sonido muy tenue.

Alfonsus, con el rostro solemne, soltó un gruñido y la velocidad a la que la luz verde circulaba de repente aumentó dramáticamente, vertiéndose constantemente en el cerebro de Delia.

—Uhhh...

Delia, aparentemente adolorida, dejó escapar un suave sonido, y su frente se arrugó levemente.

Ese suave sonido, para Linley, fue como un trueno.

Sus ojos se iluminaron como si hubiese sido alcanzado por un rayo.

—¡Delia ha recuperado la conciencia! ¡Ella está respondiendo!  Estaba muy emocionado, todo su cuerpo temblaba.

También aparecieron expresiones de alegría en los rostros de los demás.

—Jefe, Delia va a ser salvada —dijo Bebe apresuradamente a través de sentido divino con alegría.

—Cierto.

Linley asintió.

Él se sentía como si estuviera lleno de vida y energía.

Gislason, Phusro y los demás también comenzaron a reír.

Linley siguió mirando a Alfonsus mientras el hombre trataba a Delia, y la esperanza en su corazón continuó creciendo.

—Delia, definitivamente debes mejorar, debes hacerlo.

Justo en este momento...

Alfonsus retiró su mano derecha, concluyendo el tratamiento.

—Sr.

Alfonsus, ¿mi esposa ha sido tratada? —preguntó Linley apresuradamente.

Alfonsus se giró para mirar a Linley.

Él podía ver claramente las esperanzas y expectativas mantenidas en los ojos de ese joven.

Sin embargo, solo dejó escapar un suave suspiro.

—Linley...

haz tus preparativos.

—¿Preparativos para qué? ¿Qué preparativos?  Inmediatamente tuvo un mal presentimiento.

—Sr.

Alfonsus, ¿qué está pasando?  Gislason, cuyo rostro había sido todo sonrisas, preguntó apresuradamente mientras su rostro cambiaba.

Negí con la cabeza.

—Todo lo que puedo hacer es decírselos abiertamente...

no puedo salvar a esa mujer.

Además, les recomiendo que se rindan.

Salvar a esa mujer es prácticamente imposible.

Al escuchar esas palabras, Linley sintió que su mente entera se quedaba en blanco.

—¡No! Linley de repente gruñó, mirando fijamente a Alfonsus, como un león salvaje y enloquecido.

—Sr.

Alfonsus, debe estar mintiéndome.

Justo ahora, Delia tuvo una reacción.

Ella estaba consciente.

¿Cómo puede decir de repente que no puede tratarla? —Cierto.

¿No mejoró ella justo ahora? —dijo Gislason.

Al ver la mirada salvaje en el rostro del joven frente a él, dejó escapar un suspiro.

—Linley, justo ahora, tu esposa en realidad no recuperó la conciencia.

Más bien, mientras la trataba, su alma empujó fuertemente la mía, causando una leve respuesta involuntaria en su cuerpo.

—Pero...

¿Pero Kestrel no dijo que usted tenía un 90% de posibilidades de salvar a mi esposa? Cómo puede...

Ahora...

Linley no podía aceptar esto.

¡Realmente no podía aceptarlo! Hace tres meses, había estado convencido de que Delia definitivamente se curaría.

En los últimos tres meses, había estado esperando constantemente ese día.

Justo ahora, había creído que Delia ya había sido curada.

Pero ahora… Alfonsus dejó escapar un suspiro.

—Hace tres meses, si tuviese que tratar a tu esposa, definitivamente habría podido salvarla.

Pero ahora, es demasiado tarde.

—¿Qué quiere decir? Usted podría salvarla hace tres meses, ¿pero ahora no? —dijo Linley frenéticamente.

Alfonsus miró a todos, luego dijo: —Ese tipo de ataque espiritual es muy insidioso y vil.

Esas partículas verdes invaden el alma, luego la devoran y la transforman contantemente.

Una partícula se convierte en dos, dos se convierten en cuatro, cuatro se convierten en ocho...

—Aunque las almas de los Dioses Altivos son poderosas y, devorarlas y transformarlas es muy difícil...

a medida que los efectos multiplicativos continúan, cuanto más tiempo pasa, más rápida se vuelve la velocidad de devoración —dijo solemnemente.

Todos los presentes asintieron.

—Sé esas cosas.

Pero, ¿por qué no puede salvar a Delia? —preguntó frenéticamente.

Alfonsus lo miró, luego suspiró.

—Linley, ¿aún no entiendes? La velocidad de devorar y transformar continúa creciendo más y más rápido.

Hace tres meses, la velocidad de devorar y transformar...

¡Era un millón de veces más lenta de lo que es ahora! Linley estaba aturdido.

Una se convierte en dos, dos se convierten en cuatro, cuatro se convierten en ocho...

A medida que pasaba el tiempo, después de unas pocas docenas de rondas, los números se volverían astronómicamente grandes.

—¡Lo que tengo que hacer para salvar a tu esposa es contra-devorar y contra-transformar esas partículas de luz verdes! —dijo Alfonsus.

Linley también lo sabía; el método de tratamiento era contra-devorar e invertir el proceso de transformación.

—Solo cuando mi velocidad de contra-devorar supere la velocidad devoradora podré salvar a tu esposa —dijo Alfonsus, y Linley entendió por completo.

—En este momento, mi velocidad de tratamiento es demasiado lenta, en comparación con la velocidad devoradora.

Incluso si voy con todo lo que tengo, a lo sumo podré frenar la velocidad devoradora y extender ligeramente la vida de tu esposa —suspiró—.

Hace tres meses, podría haber salvado fácilmente a tu esposa.

Pero ahora...

perdona mi incapacidad.

Linley se quedó allí, aturdido.

Él entendía completamente.

Ese tipo de velocidad devoradora era como una chispa de fuego que había prendido en fuego una pradera.

Cuanto más tiempo pasaba, más amplia era la zona quemada.

Una sola chispa era suficiente para carbonizar toda la pradera.

Lo mismo era cierto para estas partículas de luz verdes.

Cuanto más tiempo pasaba, más rápida era la velocidad devoradora...

Y más distantes estaban las esperanzas de salvar a Delia.

—Jefe.

Jefe —llamó Bebe repetidas veces.

—Linley —gritó Phusro.

Pero él estaba de pie ahí como un idiota, completamente en silencio.

—Qué desafortunado.

Alfonsus también dejó escapar un suspiro.

Dentro de la habitación, Gislason, la Matriarca Ave Bermellón y los varios Dignatarios se miraron el uno al otro, sin palabras.

Toda la atmósfera era extremadamente tensa y sombría.

—Sr.

Alfonsus —de repente, Linley dijo frenéticamente—.

Se lo ruego, por favor ayude a tratar a mi esposa y extienda su vida.

Déjeme tener suficiente tiempo para pedirle a otra persona que ayude a tratarla.

¿Es eso aceptable?  Linley lo miró con esperanza.

Él entendía que la velocidad de tratamiento de Alfonsus era inferior a la velocidad devoradora.

Entonces...

si él quisiese extender su vida, tendría que tratarla constantemente.

Esa solicitud de hecho era bastante excesiva.

¡Pero él no tenía opción! —Linley —dijo solemnemente—.

Debido a tu clan de las Cuatro Bestias Divinas así como por el Lord Prefecto, definitivamente ayudaría a extender la vida de tu esposa si tuviese la capacidad de hacerlo.

Pero...

tengo que decírtelo.

Incluso si ayudo, a lo sumo podré prolongar su vida por un día o dos.

—¿Un día o dos?  Linley estaba aturdido.

Él había estado esperando que la extensión fuese por varios años.

Cuanto más, mejor.

—Ese tipo de tratamiento del alma...

no es tan simple como crees que es.

Para tratar a tu esposa...

como acabo de decir el alma de tu esposa rechazó mi energía e incluso su cuerpo reaccionó físicamente —continuó—: El alma es una parte muy central de una persona.

Cuando trato a alguien, tengo que ser extremadamente cuidadoso.

Si libero la más mínima cantidad de energía, lesionaré el alma de tu esposa y ella morirá.

—Puedo mantener ese tipo de rendimiento máximo durante un corto período de tiempo, garantizando que no cometeré ningún error.

Pero si la cantidad de tiempo que paso en ese estado es demasiado larga, dada la cantidad de energía espiritual que absorbe, los errores ocurrirán naturalmente.

Y una vez que ocurra un error, tu esposa...

—dijo en tono de disculpa.

Linley guardó silencio por un momento.

—Linley.

El Lord Prefecto llegará pronto.

Quizás el Lord Prefecto pueda salvar a tu esposa —dijo Gislason apresuradamente.

Sus ojos se iluminaron.

—Cierto.

Todavía está el Lord Prefecto.

Pero Alfonsus dijo: —Linley, ya te dije que hicieras tus preparativos.

Aunque admiro profundamente al Lord Prefecto, para ser honestos...

no creo que tenga la capacidad de sanarla.

—¡Sr.

Alfonsus! Linley estaba enojado.

—Para salvar a tu esposa, solo hay tres métodos —dijo.

Inmediatamente comenzó a escuchar atentamente.

—El primero es tener a un experto que haya entrenado hasta los límites más extremos de los Edictos de la Vida.

Lo más probable es que su velocidad de tratamiento sea capaz de superar la velocidad devoradora.

Una persona como esa podrá salvar a tu esposa...

pero, por supuesto, debes comprender que, si pasan tres meses más y el proceso llega a las últimas etapas, lo más probable es que ni siquiera el experto más poderoso de los Edictos de la Vida pueda rescatarla —dijo—.

Sin embargo, ese tipo de persona, que ha entrenado hasta los límites máximos de los Edictos de la Vida, es extremadamente raro incluso en el Plano Superior de la Vida y ni hablar en el Reino Infernal.

El segundo método es usar Poder de Soberano de tipo Vida.

¡La velocidad devoradora en ese nivel, teniendo en cuenta cuán poderoso es el Poder de Soberano de tipo Vida, se puede curar rápidamente! Gislason dijo frenéticamente: —¡Nuestro clan de las Cuatro Bestias Divinas tiene Poder de Soberano de tipo Vida! —¡Bien, tenemos Poder de Soberano de tipo Vida! —dijo Linley apresuradamente.

—¡No me dejaste terminar! —negó con la cabeza—.

Él Poder de Soberano de tipo Vida es extremadamente poderoso.

Naturalmente, su velocidad de restauración es sorprendente.

Pero...

de hecho es DEMASIADO poderoso.

No hay forma de que un Dios Altivo pueda controlarlo perfectamente.

Me imagino que aquellos de ustedes que han usado Poder de Soberano podrían saber que se filtra, ¿verdad? Linley estaba aturdido.

Cierto… El Poder de Soberano era demasiado poderoso.

La fuerza espiritual que un Dios Altivo podía ejercer sobre ello no era suficiente para controlarlo perfectamente.

Eso haría que el usuario emanase un aura azul o un aura negra o alguna otra aura sobre su cuerpo.

Eso era causado por la fuga natural del Poder de Soberano.

¡Era sabido que el Poder de Soberano solo podía usarse una sola vez! Eso era debido a que una vez que un Dios Altivo usaba el Poder de Soberano, no había forma de que pudiese evitar que se filtrase y disipase.

Incluso si dejara de pelear, el Poder de Soberano aún se dispersaría naturalmente.

—Incluso si usara Poder de Soberano para salvarla, al profundizar dentro de su alma...

si hubiese la más mínima imprecisión, el alma se vería afectada y moriría.

¡Por no hablar de la fuga de energía del Poder de Soberano! —dijo Alfonsus—.

¡Recuerda, para salvarla, no puede haber ni un solo indicio de fuga de Poder de Soberano, o un solo error! El rostro de Linley no pudo evitar volverse pálido como la ceniza.

Él entendía ese principio.

El Poder de Soberano era la energía de un Soberano.

Nunca había oído hablar de un Dios Altivo que pudiese controlarlo perfectamente, hasta el punto de que no se desperdiciase ni se disipase.

Gislason dijo: —En efecto, hay Dioses Altivo que son capaces de controlar el Poder de Soberano tan perfectamente...

Según la leyenda, los Dioses Altivo que han alcanzado el nivel Paragon son capaces de controlar perfectamente el Poder de Soberano.

Desafortunadamente, nunca he oído hablar de un Dios Altivo Paragon residiendo dentro de la Prefectura de Índigo.

Linley no pudo evitar reír amargamente.

—Sr.

Alfonsus, ¿no dijo usted que había un tercer método? —preguntó inmediatamente.

Alfonsus dijo resignado: —¡El tercer método es pedirle a un Soberano que intervenga! Si un Soberano está dispuesto a intervenir, ¡no importa qué Soberano sea! Tu esposa se salvaría fácilmente.

Pero...

¿serás capaz de convencer a un Soberano de ayudar? —Su tercer método es un desperdicio de palabras —dijo Bebe en descontento.

Pero Linley estuvo en silencio por un largo tiempo.

—Sr.

Alfonsus, ¿no hay realmente otros métodos? —preguntó nuevamente.

Alfonsus asintió con absoluta certeza.

—Dado mi entendimiento del alma, me atrevo a decir que estoy completamente seguro de que, aparte de esos tres métodos, no hay otros métodos disponibles.

El primer método era encontrar a un experto que hubiese llegado a los límites máximos de la comprensión de los Edictos de la Vida, un experto supremo que superaba ampliamente a Alfonsus.

Pero, ¿en qué parte de la Prefectura Índigo irían a buscar a alguien así? El segundo método era encontrar a alguien que pudiese controlar perfectamente el Poder de Soberano, sin permitir ninguna fuga o cometer ningún error.

Esa cantidad de control espiritual era algo de lo que solo eran capaces los legendarios Paragons.

El tercer método...

El único Soberano con el que tenía una conexión era el Soberano Capullo Rojo.

Pero incluso aparte de la cuestión de si ella ayudaría o no, ¡la cantidad de tiempo que llevaría ir desde el Continente Risco Sangriento hasta el Continente Capullo Rojo era demasiado grande! ¡Delia no podía esperar tanto —Los he preocupado a todos en los últimos días —forzó una sonrisa—.

Pueden regresar ahora.

No hay necesidad de preocuparse por mis asuntos.

Sr.

Alfonsus, verdaderamente deseo agradecerle por haberse apurado tal distancia para venir a salvar a mi esposa.

Gislason, la Matriarca Ave Bermellón, Phusro y los demás, al ver la expresión en su rostro, suspiraron en sus corazones.

—Linley, nos iremos por ahora.

Gislason y los demás querían consolarlo, pero no sabían qué decir.

Por lo que simplemente se fueron.

Aunque todos sabían que el Lord Prefecto de la Prefectura Índigo llegaría pronto, después de escuchar las explicaciones de Alfonsus, entendieron que...

el Lord Prefecto probablemente no podría salvarla, a menos que su control espiritual fuera capaz de controlar perfectamente el Poder de Soberano...

pero desafortunadamente, según las leyendas, solo los Dioses Altivos Paragon eran capaces de eso.

—Jefe… Bebe miró la figura desamparada de Linley.

Él tuvo la repentina necesidad de llorar.

Se giró para mirar a Bebe, forzando una sonrisa.

—Bebe, retírate también.

Déjame acompañar a Delia solo —lo palmeó en los hombros.

Bebe hizo un sonido en reconocimiento, asintiendo repetidamente.

Y luego, también salió de la habitación.

Dentro de la habitación, las únicas figuras presentes eran Linley, Delia y Wade que estaba durmiendo, por lo que no tenía idea de lo que estaba pasando.

Él la miró en silencio, incontables escenas pasaron por su mente.

El dolor llenó su pecho, y no pudo evitar levantar la cabeza.

—¡Cielos! ¡¡¡¿¿¿Por qué debes castigarme así???!!! Su voz ronca hizo eco y resonó dentro de la habitación silenciosa.

Él estaba lleno de arrepentimiento, ira, dolor...

¡Y desesperación! Dos corrientes de lágrimas caían sobre su rostro.

Caminó lentamente hacia la cama, se arrodilló frente a ella y la miró con atención.

Estiró su mano, acariciando suavemente su rostro.

Un rastro de sonrisa apareció, una sonrisa pacífica.

—Delia, te acompañaré en el tramo final del viaje.

Nunca nos separaremos...

¡Jamás! El tiempo fluyó.

En un abrir y cerrar de ojos, muchos días habían pasado.

Bebe estaba fuera de la habitación, mirando por la ventana.

En ese momento, Baruch pasó caminando.

Temiendo molestar a Linley, dijo en voz baja: —Bebe, ¿cómo está Linley ahora?  Todos conocían la situación de Delia, y todos entendían que...

Probablemente no había esperanza para ella.

Sin embargo, todos temían que, debido a eso, Linley colapsaría y quizás incluso hiciera algo que causase lamento y dolor a todos.

—Compruébalo tú mismo —suspiró.

No había ni un rastro de una sonrisa en su rostro en ese momento.

No tenía ganas de reír o bromear por más tiempo.

Baruch miró por la ventana.

Él vio, dentro de la habitación...

Linley estaba sosteniendo a Wade, alimentándolo con algo de comida líquida.

De vez en cuando, miraba hacia Delia y decía en voz baja: —Delia, Wade ha estado muy bien hoy.

No ha causado ningún alboroto en absoluto.

Al ver eso desde fuera de la ventana, Baruch no pudo soportar mirar por más tiempo.

—¡Realmente lo espero! —dijo Bebe en voz baja—.

Realmente, realmente espero, ¡que el Lord Prefecto de la Prefectura Índigo, quién está a punto de llegar, pueda salvarla! ¡Él tiene que poder! —Cierto.

Baruch también asintió.

Justo en ese momento, una figura descendió repentinamente de los cielos.

Era Phusro, quién dijo en voz baja: —Bebe, Linley, él...

—Phusro, ¿has venido? —sonó una voz suave.

Sonriendo, Linley salió de la habitación, llevando a Wade—.

Vine a llevar a Wade a dar un paseo.

Vamos, Phusro, puedes sostener a Wade por un tiempo.

Ha pasado mucho desde la última vez que viniste.

Wade te ha extrañado.

Phusro, viendo la sonrisa en el rostro de Linley, no pudo evitar sentirse aturdido.

Él no había esperado que en un momento como ese, Linley estuviese sonriendo.

Pero por alguna razón, tenía la sensación de que...

la sonrisa de Linley le hacía sentir aún más miserable que una mirada de dolor.

—Está bien, lo sostendré...

Inmediatamente se acercó.

—Abrazo...

—Wade, viendo a Phusro acercarse, de inmediato se acercó con su pequeña mano mientras decía—: Abrazo...

Abrazo...

Linley rio.

—Wade ya puede decir algunas palabras simples.

Él sabe cómo decir ‘madre’.

Justo en ese momento...

Una figura descendió de los cielos a alta velocidad.

Era Garvey.

Voló hacia ahí, diciendo apresuradamente: —¡Linley, el Lord Prefecto ha llegado! Linley estaba aturdido.

—¿El Lord Prefecto llegó?  Un destello de color apareció en sus ojos sin vida.

Aunque ya no tenía muchas esperanzas en la capacidad del Lord Prefecto de la Prefectura Índigo, al menos valía la pena intentarlo.

—Cierto.

Los cuatro líderes del clan y la Gran Dignataria inmediatamente fueron a saludarlo.

¡Pasará un tiempo antes de que llegue! —explicó Garvey.

Los cuatro líderes del clan de las Cuatro Bestias Divinas naturalmente eran muy arrogantes, pero admiraban sinceramente al Lord Prefecto de la Prefectura Índigo, lo admiraban y lo respetaban.

La gran bondad que esa persona le había mostrado a su clan, así como su poder, era más que suficiente para que actuasen de esa manera hacia él.

—Oh, ¿Linley vive aquí? —resonó una voz amigable.

Diez figuras descendieron de los cielos.

Linley, Phusro, Bebe y los demás levantaron sus cabezas para mirar.

La persona que volaba a la cabeza era el Lord Prefecto de la Prefectura Índigo, mientras que Gislason y los cuatro líderes del clan lo seguían, sus actitudes eran muy humildes y dóciles.

Pero Linley solo miró fijamente a esa figura que era escoltada por los cuatro líderes del clan, como la luna rodeada por cuatro estrellas.

La persona estaba vestida con una larga túnica negra.

Su largo cabello negro ondeaba con la brisa, y su larga barba negra colgaba hacia su pecho.

Sus ojos eran muy pequeños, pero se veían tan vivos y enérgicos como las estrellas.

Un rastro de sonrisa yacía en la comisura de sus labios, y una mirada muy amigable estaba sobre su rostro.

—¡Linley!  Esa persona rio mientras lo saludaba.

—Linley, este es el Lord Prefecto —presentó Gislason.

Pero Linley solo lo miró con incredulidad.

—Lord...

¡¿Lord Beirut?! —¡Abuelo! —gritó Bebe, sorprendido.

Él, emocionadamente, cargó hacia adelante, y Beirut abrió la boca y rio en voz alta—.

Jaja, Bebe...

Y mientras hablaba, atrajo a Bebe a sus brazos.

—¡Abuelo! —gritó Bebe con entusiasmo una vez más.

—Jaja...

Has extrañado al abuelo, ¿eh?  Beirut rio con mucha felicidad.

En cuanto a Gislason, la Matriarca Ave Bermellón y el resto de los cuatro líderes del clan, así también como la Gran Dignataria y los otros Dignatarios e incluso Phusro...

todos miraban fijamente con los ojos abiertos en incredulidad esa escena.

—¿El Lord Prefecto? ¿’Abuelo’? En los rostros de Gislason y los demás se veía asombro.

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