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Estado: Finalizada
Autor: I Eat Tomatoes

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CAPITULO 517

Capítulo 517 - El Rescate El remolino de la grieta seguía girando, su poderosa fuerza de succión envolvía toda el área cerca de la grieta.

En cuanto a Linley y el resto de los cuatro que estaban fuera, ellos veían con miradas en blanco y quijadas flojas.

Jenkin y los otros tres Dioses habían sido tragados en la grieta, incapaces de resistir.

Esa visión simplemente era demasiado asombrosa.

Linley miró fijamente el remolino de la cueva, su rostro se volvió solemne.

Los ojos de Olivier se estrecharon y dijo en voz baja: —Linley, hace un momento parecía como si la caverna estuviese completamente inactiva, y justo momentos antes, había una gruesa capa de amatistas en la grieta.

¿Cómo es que, de repente, apareció una poderosa y extraña fuerza de succión? Linley se sentía aturdido y asustado.

—Este es el Reino Infernal.

Si tuviese que usar mi ataque ‘Sombra Desconcertante’ con toda mi fuerza, también podría causar que el espacio en el Reino Infernal ondulase, pero...

el poder de succión se esa grieta crea un torbellino espacial.

Ese poder devorador...

Cuando una espada cortaba, una grieta espacial u ondulación aparecería, centrándose en la espada.

La simple succión que daba lugar a un torbellino espacial...

esa clase de fuerza de succión simplemente era demasiado aterradora.

—Lo más probable es que, ni siquiera un Dios Altivo pueda resistirse a esa clase de fuerza de succión —se dijo a sí mismo.

—Oye, jefe, ¿por qué había tantas amatistas en esa grieta en ese momento? —dijo Bebe, perplejo—.

Además, hay unas cuantas amatistas incrustadas profundamente en las paredes de la grieta.

¿De dónde provienen todas esas amatistas?  Bebe y los demás no habían presenciado la cueva escupiendo amatistas a alta velocidad.

—Mantengámonos lejos de este lugar —dijo Delia, mordiéndose los labios—.

Sigo teniendo la sensación de que este lugar es un poco extraño.

—Bien hablado.

Movámonos lejos.

Linley llevó a Delia y a los demás lejos de la grieta, pero después de viajar docenas de metros, el grupo se detuvo.

Linley de repente giró la cabeza para mirar hacia la grieta.

Frunciendo el ceño, dijo: —¿Eh? ¿Cómo es que el sonido de succión se ha ido? —Cierto, ya no hay sonido.

Bebe se dirigió directamente hacia atrás, acercándose a la grieta, luego giró su cabeza hacia Linley y dijo con sorpresa: —Jefe, date prisa y echa un vistazo.

La succión en la grieta terminó.

Está tranquilo otra vez.

Los ojos de Linley, Delia y Olivier estaban llenos de perplejidad, y ellos también se acercaron.

En efecto… La gran grieta estaba muy tranquila y parecía muy normal.

Si no hubiesen visto lo que habían visto antes, el grupo de Linley no habría sospechado que era peligrosa.

—Es como si no hubiese peligro aquí —dijo Delia, después de mirar un rato.

*Rumble...* De repente, como el rugido de una bestia viciosa, un sonido aterrador de aullido explotó, mientras que, al mismo tiempo, innumerables destellos de luz violeta salían en densos racimos del agujero de la cueva.

Los densos racimos de amatistas se volaron salvajemente en todas direcciones.

Algunos llegaron al cielo, algunos se dispararon hacia el horizonte.

Un sinnúmero de rayos de luz violeta desaparecieron más allá de la blanca niebla.

Sin embargo, muchas amatistas rasparon los lados de las paredes mientras se disparaban hacia fuera.

Debido a que el ángulo era demasiado estrecho, golpearon los lados de la hendidura y, a continuación, con sonidos metálicos, muchas amatistas colisionaban con las amatistas ya incrustadas en las paredes y luego caían, aterrizando en la grieta.

Momentos después… La grieta estaba cubierta con una gruesa capa de amatistas.

Esa repentina escena hizo que el grupo de Linley se sorprendiese.

Pronto, comenzaron a entender muchas cosas.

—Oh.

Lo entiendo.

Aquellos Dioses y Semidioses que estaban cosechando amatistas en los bordes del Mar de Niebla...

Esas amatistas muy probablemente volaron fuera y salieron de este tipo de grieta —dijo Bebe inmediatamente en una voz jubilosa—.

Hay tantas amatistas volando hacia fuera...

Miren.

Esa zanja está llena de una gruesa capa de ellas.

Linley guardó silencio.

Desde que habían entrado en las Montañas Amatista desde el Mar de Niebla, Linley había obtenido una lección minuciosa del asombroso poder gravitacional que se mantenía dentro de las Montañas Amatista.

Esa era una fuerza gravitatoria que incluso los Dioses Altivos encontraría difícil de resistir, pero esas amatistas habían sido capaces de resistirla y luego volar hacia afuera.

Incluso habían sido capaces de atravesar su Armadura Pulso Guardián, y eso fue después de que ya hubiesen volado durante mucho tiempo y disminuido su velocidad.

—¿Qué secretos guardan estas Montañas Amatista? —miró hacia la grieta, que seguía vomitando continuamente amatistas—.

Ya sea disparando o tragando, el poder es monstruoso...

Si un Dios Altivo fuese capaz de tal poder explosivo y usase su energía con tanta fuerza, sería totalmente invencible.

Un experto capaz de tal poder explosivo podría, con un lanzamiento casual de una amatista, llenar la cabeza del oponente con agujeros.

—Las Deidades no son capaces de un poder tan grande, pero el mundo lo es.

¡Existe en la naturaleza! —suspiró en su corazón.

Olivier, Bebe y Delia también estaban suspirando con asombro.

Pero, en ese momento, a lo lejos, oyeron un aullido enojado.

Ese aullido enojado, para el grupo de Linley, era un sonido muy familiar, debido a que...

¡Era el aullido enojado de una bestia amatista! —¡Bestia amatista! El rostro de Linley cambió, junto con los rostros de los otros cuatro.

Al mismo tiempo, ellos se giraron para mirar hacia la dirección de dónde provenía el sonido.

A lo lejos, dos figuras huían con gran dificultad, mientras detrás de ellas había una poderosa bestia amatista de diez metros de largo.

La bestia amatista bramaba continuamente mientras usaba sus garras afiladas, colmillos, y cuernos en su cabeza para atacar salvajemente.

¡Las dos figuras huyendo estaban en apuros! —En realidad son ellos.

Linley no pudo evitar sorprenderse.

Esas dos personas en realidad era los dos Dioses Altivos que Linley había conocido al llegar a las Montañas Amatista; Garlan y Jarrod.

La mujer de cabello castaño, Garlan, y el hombre de cabello plateado, Jarrod, parecían estar en una forma extremadamente penosa.

Fueron muy desafortunados.

Se habían encontrado una bestia amatista.

Pero, por supuesto, también fueron muy afortunados.

Después de todo, sólo habían encontrado una bestia amatista.

—¡Roaaaar!  La bestia amatista abrió ancho sus fauces, mordiendo abajo hacia Garlan.

Jarrod soltó un grito furioso, y una llameante espada negra en sus manos golpeó viciosamente hacia la boca de la bestia amatista.

La bestia amatista, a pesar de no tener miedo de ataques materiales, todavía encontraría doloroso ser golpeada por un artefacto divino en la boca.

La bestia amatista inmediatamente cerró su boca, bajando su cabeza al mismo tiempo, usando el cuerno sobre su frente a medida que lo clavaba hacia Garlan.

*¡Clang!*  La llameante espada larga golpeó en la frente de la bestia amatista, pero sólo se hundió una pequeña parte.

—¡Roaaaaaar! La bestia amatista fue enojada, y sus dos ojos eran como dos abrasadoras llamas rojas.

En realidad, sólo golpeó hacia Garlan aún más rápido.

*Chiiiiiiiiii...* A medida que aumentaba su velocidad, el cuerno se abría paso a través del aire y creaba un silbido agudo.

La bestia amatista estaba intentando usar su cuerno para aplastar la cabeza de Garlan.

Su rostro cambió dramáticamente.

*¡Bang!* De repente apareció una hoja de guerra que se estrelló viciosamente sobre la frente de la bestia amatista.

El atacante era Jarrod, quien agarró a Garlan y tomó prestada la fuerza de rebote de ese golpe para huir a alta velocidad.

—Corre más rápido.

Deja de perder tiempo con esa bestia —dijo Jarrod mentalmente.

—Sé que no podemos perder tiempo con ella, pero sabes lo rápido que es esa cosa.

Su velocidad es más rápida que la nuestra.

No quiero perder el tiempo con ella, pero sigue molestándome.

Garlan se sentía furiosa e indefensa.

Ella no era capaz de encontrar ninguna debilidad en la bestia amatista.

Jarrod se sentía impotente también.

La bestia no temía a los ataques tipo alma ni a los ataques materiales, y era extremadamente rápida.

¿Cómo podría haber una criatura como esa en el mundo? Estaba completamente desequilibrada.

Afortunadamente, ese tipo de bestia amatista poseía un nivel muy bajo de inteligencia, y no era capaz de usar ningún profundo misterio de las Leyes.

—¡Roaaaaar! Una mancha violeta se dirigió hacia Jarrod y Garlan en persecución, y los dos casi pudieron sentir el aliento extremadamente caliente de la criatura haciendo contacto con su piel.

—Esta bestia amatista es demasiado rápida.

Jarrod y Garlan se sentían impotentes.

De repente, llegó una oleada de viento.

—¡Esquiva!  Jarrod empujó a Garlan con fuerza, haciendo que los dos esquivasen en direcciones separadas.

*¡Slash!* Una garra feroz atravesó el cuerpo de Jarrod, e instantáneamente, la mitad de su fue arrancado a medida que la sangre se rociaba por todas partes.

La bestia amatista inmediatamente levantó su cabeza y rugió de emoción: —¡Roaaaaaaar!  Al mismo tiempo, la bestia saltó en el aire, planeando aprovechar la oportunidad para matarlo.

El brazo izquierdo destrozado estaba creciendo rápidamente.

—Hijo de perra, ¿cómo puede la velocidad de este monstruo ser tan rápida?  Jarrod casi estaba a punto de llorar.

Cuando Garlan vio eso, sin vacilar en absoluto, ella inmediatamente corrió hacia adelante, y Jarrod se movió inmediatamente a gran velocidad hacia Garlan.

Cuando los dos se unían, en realidad apenas eran capaces de mantenerse vivos, pero si intentaban luchar en solitario, si uno de ellos moría, el otro tampoco podría mantenerse con vida.

—Garlan, ¿qué debemos hacer? Este monstruo incluso es capaz de ver la diferencia entre yo y los Doppelgangers que he creado.

¿Será que voy a tener que sacrificar un clon divino? —envió frenéticamente un mensaje mental.

—A menos que todas las otras opciones hayan desaparecido, no uses esa técnica que te hará sacrificar un clon divino —contestó.

Usar la técnica de ‘Doppelganger’ delante de una bestia amatista era inútil.

La bestia amatista realmente era capaz de diferenciar el cuerpo original de entre los centenares de Doppelgangers.

Eso era simplemente inconcebible.

Así que, en términos generales, las bestias amatista eran muy difíciles de tratar y muy problemáticas.

—¡Alguien está allí!  Garlan y Jarrod de pronto notaron por el rabillo de sus ojos al cercano grupo de cuatro.

El grupo de Linley.

Al ver a Delia, sus ojos se iluminaron inmediatamente.

—¡Es ese Demonio Dios Altivo llamado Delia!  Garlan y Jarrod estaban muy contentos.

No dudando en absoluto, inmediatamente volaron a alta velocidad hacia el grupo.

Tal como ellos lo veían, si un Demonio Dios Altivo fuese a unir fuerzas con ellos, la situación sería mucho mejor.

—Esa Delia realmente todavía está con esos Dioses.

Esos Dioses son muy afortunados de seguir vivos.

Garlan y Jarrod, mientras cargaban hacia el grupo, no pudieron dejar de pensar en eso.

La velocidad de Garlan y Jarrod era inferior a la de la bestia amatista.

Así que, al correr y huir, naturalmente sufrieron una ‘caricia’ tras otra de las afiladas garras de la bestia amatista, haciendo que sus cuerpos estuviesen cubiertos de manchas de sangre y heridas.

—¡Qué doloroso! —murmuró Bebe.

—Bebe, ven, espantemos a la bestia amatista —envió Linley.

Linley y Bebe casi simultáneamente se movieron hacia adelante, pasando rápidamente por delante de Garlan y Jarrod, haciendo que los dos se sorprendiesen.

—¿Esos dos Dioses están buscando morir?  Mientras esquivaban, se giraron para mirar...

¡Ellos vieron una sombra de espada púrpura diabólica cortando a través del aire y aterrizando en el cuerno de la bestia amatista, cortando a través de ella forzosamente!  *¡Slash!* Cortó dentro del duro cráneo de la bestia amatista, causando que la bestia amatista sintiese tal dolor que aulló en agonía.

En ese mismo momento...

*¡Slash!* La daga negra de Bebe también se clavó forzosamente en el pecho de la bestia amatista, arrancando un gran pedazo de amatista.

Con gran dolor, la bestia amatista lanzó salvajemente sus garras delanteras hacia las cabezas de Linley y Bebe, como por reflejo.

Como si quisiese hacer explotar las cabezas ambos.

Sin embargo, Linley y Bebe inmediatamente se movieron para esquivar.

Con dos ruidos sordos, las afiladas garras aún arañaron sus hombros.

Los cuerpos de Linley y Bebe se estremecieron y fueron golpeados hacia atrás varios metros.

La bestia amatista miró con asombro hacia Linley y Bebe con sus grandes ojos rojos.

Linley y Bebe en realidad no habían sido heridos en absoluto.

Las afiladas garras de la bestia amatista no habían podido dejar atrás ningún daño en las escamas draconianas de Linley o en el cuerpo de Bebe.

La bestia amatista miró fijamente a Linley y a Bebe en confusión.

De hecho, soltó un gruñido, luego giró y huyó.

Garlan y Jarrod, esos dos Dioses Altivos, miraron fijamente esa escena: —El monstruo...

¿Huyó?  Nunca habían oído hablar de una bestia amatista siendo forzada a huir.

Cuando luchaban contra las bestias amatista, siempre eran los Dioses Altivos los que tenían la peor parte.

Después de todo, ¿cuántas personas tenían cuerpos tan duros como los de Linley y Bebe? Ambos intercambiaron una mirada, con los ojos llenos de asombro.

Nunca antes habían tenido a los Dioses en gran consideración, pero justo ahora, esos dos Dioses habían obligado a esa bestia amatista a huir.

—Gracias a ustedes dos por ayudarnos.

Los dos definitivamente no olvidaremos esta bondad que nos mostraron —dijo Garlan inmediatamente de manera sincera.

Bebe la miró de reojo, murmurando en descontento: —¿Ayudarlos? Ustedes corrieron todo el camino hasta nosotros.

Si no hacíamos algo, la bestia amatista habría comenzado a atacarnos.

Garlan y Jarrod no pudieron evitar soltar risas incómodas.

Cuando se habían acercado al grupo de Linley, esperaban que Delia les ayudase.

Después de todo, la bestia amatista atacaría a los humanos cuando los encontrasen.

Al arrastrar a los demás con ellos, todos trabajarían juntos para hacer frente a la amenaza.

En ese asunto, de hecho, habían actuado erróneamente, y Garlan y Jarrod naturalmente se sintieron avergonzados.

—Nos vimos obligados a hacerlo y no teníamos otras opciones.

Espero que no nos culpen —dijo Jarrod apresuradamente.

Ambos sabían que, en las Montañas Amatista, Linley y Bebe serían de mucho mayor uso que los Dioses Altivos como ellos.

Jarrod y Garlan, al hablar, también inspeccionaron secretamente los hombros de Linley y Bebe.

Ellos no pudieron evitar sentirse asombrados.

—¿Esos dos realmente tomaron el ataque de la bestia amatista de frente sin sufrir ninguna herida? ¡¿Qué clase de cuerpos tienen?!

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