Capítulo 334 - Tres Pasillos
—¿Me agradece?
Linley se sobresaltó.
Esta era la primera vez que se había reunido con esos ‘Ni-Leones Dorados de Seis Ojos’.
¿Por qué este Ni-León inmediatamente le dio las gracias al verlo?
¿Cuál era la razón?
—Desafortunadamente, naciste un poco demasiado tarde.
Si hubieses nacido tres mil años antes, entonces Cuarto hermano y Quinto hermano no habrían tenido que morir.
El ‘Ni-León Dorados de Seis Ojos’ murmuró esas palabras adicionales, y los dos ‘Ni-Leones Dorados de Seis Ojos’ próximos a él también miraron a Linley.
Y luego, los tres volaron hacia el otro lado, junto con las otras seis bestias mágicas de nivel Santo.
Desri rio hacia Linley y dijo: —Linley, ¿tienes una relación con estos tres hermanos?
—No hay relación en absoluto —dijo Linley.
Desri no dijo nada, pero a partir de la expresión de su rostro, estaba claro que Desri no le creyó.
—En el pasado, había muy pocas bestias mágicas entrando en la Necrópolis de los Dioses.
Sólo algunas de las bestias mágicas poderosas de nivel Santo del Bosque de la Oscuridad entrarían.
Ahora que Dylin ha aparecido, incluso las bestias mágicas de la Cordillera de las Bestias Mágicas son capaces de entrar en la Necrópolis de los Dioses —suspiró Desri.
Linley miró al grupo.
Esas seis bestias mágicas de nivel Santo las cuales habían llegado junto a los ‘Ni-Leones Dorados de Seis Ojos’ no eran bestias ordinarias.
—Parece como que cuatro de ellas estaban entre el número de bestias mágicas de nivel Santo que habían atacado la Ciudad de Fenlai.
O tal vez son sólo de la misma raza.
Linley solo podía reconocer de inmediato a cuatro de ellos, el León Melenudo de Ojos Sangrientos, el Wyrm Tirano, El Salvaje Oso del Mundo, y el Simio de Pelaje Dorado de Ojos Violetas.
Fue un Simio de Pelaje Dorado de Ojos Violetas el que había aplastado a Kalan hasta la muerte con un pisotón.
Sólo que no podía estar seguro de si el Simio de Pelaje Dorado de Ojos Violetas frente a él era el mismo que había atacado la Ciudad de Fenlai.
Así que muchos expertos se habían reunido.
Expertos humanos y bestias mágicas.
Todos los expertos poderosos escondidos en el continente Yulan habían salido hoy, y todos los presentes, seres humanos y animales por igual, estaban charlando en voz baja entre sí.
En ese momento, los seres humanos y las bestias mágicas eran dos razas que eran iguales entre sí.
*Swish*
Una sombra negra voló desde el castillo metálico.
Era Bebe.
Todos los seres humanos y bestias mágicas presentes giraron hacia Bebe.
En el pasado, aparte de esos tres hijos de Lord Beirut, así como aquellas Deidades, ni un solo experto de nivel Santo había calificado para entrar en ese castillo metálico.
—Jefe, todo está arreglado —la voz de Bebe resonó en la mente de Linley—.
Deja que Barker venga.
Linley rio.
Frente a ese misterioso Beirut, al parecer las palabras de Bebe eran bastante eficaces.
—Haeru, ve a informar a Barker y tráelo aquí —Linley inmediatamente se comunicó espiritualmente con su Pantera Nube Negra.
La voz de Haeru resonó en su mente—.
Sí, amo.
Después de aproximadamente una hora.
Barker, bajo la guía de Haeru, voló hasta allí.
—Hay mucha gente.
Barker observaba a todos los expertos presentes, y no pudo dejar de estar sorprendido.
Todos combinados, humanos y bestias mágicas, sumaban más de ochenta Santos.
Todos esos expertos poseían fuerza asombrosa.
Si él no se transformaba...
sería el más débil de ellos.
Pero, por supuesto, después de la transformación, Barker sería superior al promedio.
En ese grupo, el nivel más alto pertenecía a Desri, Fain, los otros Santos Primordiales y Linley.
El sol se elevó hasta el cenit del cielo.
Los Santos agrupados en el espacio vacío alrededor del castillo metálico estaban muy pacientes, y todos esperaron en silencio.
De repente, cuatro sombras salieron volando desde el interior del castillo.
Era el Dios de la Guerra, con su aura absolutamente dominante, la agraciada figura del Sumo Sacerdote, el diabólico Dylin, y el perezoso César.
Las cuatro Deidades poderosas aterrizaron frente al castillo.
Todo el mundo, seres humanos y bestias mágicas por igual, esperaron con respeto por sus órdenes.
El Sumo Sacerdote, con su rostro cubierto por la máscara verde y el cabello largo que fluía con gracia, fue el primero en hablar.
—En este grupo, estarán aquellos de ustedes que han ido a la Necrópolis de los Dioses antes, y los que no.
Pero este viaje no es como los viajes anteriores, es por ello que ustedes deben recordar algunas cosas.
La voz del Sumo Sacerdote era muy suave, pero muy neutral.
Solo por el sonido, era difícil determinar si la voz pertenecía a un hombre o una mujer.
—¿Diferente del pasado?
Linley sonrió con calma.
Nunca había ido antes, así que no importaba como había sido en el pasado, no le afectaba en absoluto.
Todos los seres humanos y bestias mágicas presentes escucharon con atención los recordatorios del Sumo Sacerdote.
—Los que han ido a la Necrópolis de los Dioses saben que hay, en total, tres túneles que conducen a la Necrópolis de los Dioses.
Uno está aquí en el Bosque de la Oscuridad.
Uno está en una isla en el Mar del Norte.
Y el tercero está en las profundidades marinas del Mar del Sur.
La voz del Sumo Sacerdote permaneció muy suave.
Los rostros de las personas con más experiencia, como Desri y Fain, empezaron a cambiar.
—Hace tres mil años, la entrada de la Necrópolis de los Dioses fue la entrada en los Mares del Sur.
Hace dos mil años, la entrada fue desde el Bosque de la Oscuridad.
Hace mil años, fue la de la isla en el Mar del Norte.
Cada tres mil años es un ciclo.
Esta vez, ustedes van a ingresar en la Necrópolis de los Dioses por la entrada del Mar del Sur.
La voz del Sumo Sacerdote entró en los oídos de todos los hombres y bestias mágicas.
Linley se sorprendió.
—¿Esa Necrópolis de los Dioses en realidad tiene tres túneles? —Linley comenzó a preguntarse—.
Pero esos tres túneles son muy distantes unos de otros.
Mar del Norte, Bosque de la Oscuridad, Mar del Sur...
Son decenas de miles de kilómetros de distancia.
¿Qué está pasando?
A pesar de que estaba desconcertado, Linley sabía que ese no era el momento de preguntar.
Sólo pudo seguir escuchando con paciencia.
La voz del Sumo Sacerdote parecía contener un rastro de risa en la misma.
—Así que ustedes deben saber qué túnel será utilizado.
Los diez de ustedes con experiencia previa también deben saber lo peligroso que será este viaje.
Bien.
Desri, ven a explicárselo a todo el mundo.
—Recuerden.
Cualquier persona que quiera renunciar puede hacerlo.
Pero esta noche, el resto de nosotros vamos a partir juntos.
La voz del Sumo Sacerdote permaneció suave.
La risa fría de Dylin resonó: —Si tienen miedo, entonces no vayan.
No hay nada vergonzoso en ello.
No es demasiado tarde para renunciar.
Si lo hacen más tarde, o si después de llegar allí, deciden huir, sería realmente vergonzoso.
Las cuatro Deidades caminaron hacia un lado, a la espera de la medianoche.
Desri caminó al frente del grupo.
El rostro de Desri parecía muy oscuro y abatido.
Linley nunca había visto que el suave Desri tuviese una mirada tan fea en su rostro antes.
—Aquellos de ustedes que experimentaron la apertura de la Necrópolis de los Dioses hace dos mil años o mil años, escuchen con atención —la voz de Desri era muy fría—.
No hay sólo una Necrópolis de los Dioses, ni hay sólo dos.
Hay tres.
¡Los tres túneles conducen a tres necrópolis diferentes!
—¿Tres?
Muchas personas se sorprendieron.
Incluso Linley se sintió sorprendido, y centró su energía en escuchar lo que Desri tenía que decir.
—A pesar de que las Necrópolis de los Dioses que se alcanzan a través de los túneles en el Bosque de la Oscuridad y la isla del Mar del Norte son peligrosas, el peligro no es tan grande.
En términos generales, siempre y cuando seas cauto y prudente, no estarás en ningún riesgo.
Pero la Necrópolis de los Dioses a la que se llega a través del Mar del Sur es muy, muy peligrosa —dijo en voz baja—.
De hecho, yo incluso creo que de los aproximadamente ochenta expertos presentes, incluso si somos extremadamente cuidadosos, tendríamos suerte si un tercio de nosotros sobrevive.
—¿Un tercio?
Muchos de los Santos dejaron escapar gritos sobresaltados.
Muchos de ellos habían ido a la Necrópolis de los Dioses antes, pero en las dos últimas visitas a la Necrópolis de los Dioses, sólo una cuarta parte de ellos más o menos había muerto.
Pero por lo que estaba diciendo Desri...
Parecía que dos tercios de ellos eran propensos a morir en este viaje.
—Y eso asumiendo que están siendo muy cuidadosos.
Si se ponen codiciosos...
Tal vez podríamos tener la suerte de ver a diez sobrevivientes fuera de nuestras ochenta personas presentes —Desri miró a las personas y bestias mágicas delante de él—.
Recuerden esto.
Si mueren, no es nada del otro mundo.
Pero no arrastren a otros con ustedes.
Después de terminar de hablar, Desri volvió al lado de Hayward y Higginson.
El ambiente estaba muy deprimido.
—¿A que hay que tenerle miedo? Cuanto más peligroso es, mayor es la posibilidad de encontrar una chispa divina o un artefacto divino —resonó una voz desde el grupo.
—Sal con vida en primer lugar.
La voz fría de Fain sonó.
Su rostro también era muy feo para la vista en ese momento.
Desri, Higginson, y Hayward estaban todos en silencio.
Linley caminó hacia ellos y preguntó en voz baja: —Desri, ¿qué pasa? ¿Este viaje a la Necrópolis de los Dioses será muy especial?
Desri miró Linley, luego suspiró y dijo: —Linley, ¿te acuerdas de tu primer viaje a nuestro pueblo? En ese momento, cuando Hayward tuvo un combate de entrenamiento contigo, y preguntaste por qué él, un Gran Mago Santo, no tenía una bestia mágica compañera.
—Recuerdo.
Linley asintió.
Cuando Hayward había luchado con él, Linley había estado bajo la impresión de que un Gran Mago Santo que peleara con él sin una bestia mágica compañera definitivamente sería derrotado.
Pero luego, Hayward le había mostrado el error demostrando las maneras cómo un Gran Mago Santo luchaba.
—En ese momento, dijiste que su bestia mágica había muerto con el fin de salvarlo.
Eso fue hace más de dos mil años.
Además, un buen amigo suyo también había muerto —respondió.
—Correcto —Desri asintió—.
Y el suceso del que hablé fue nuestro viaje a la Necrópolis de los Dioses hace tres mil años.
Linley asintió.
—La bestia mágica de Hayward era una Pantera de Rayo, muy útil para seguir con vida en la Necrópolis de los Dioses.
Le rogué a Lord Beirut por otra ranura para dejar que esa bestia mágica fuese.
Sin embargo, en ese viaje...
Sólo en el perímetro exterior de la sexta planta de la Necrópolis de los Dioses, tanto nuestro tercer hermano como esa bestia mágica murieron.
En cuanto a nosotros tres, estábamos en la quinta capa y no nos atrevimos a entrar en la sexta.
Justo así...
Nos quedamos allí en la quinta capa durante cinco años, esperando hasta que el túnel de salida apareciese.
El rostro de Desri era muy amargo.
La mente de Linley se agitó.
¿La quinta capa? ¿Sexta capa?
A pesar de que no sabía nada acerca de la Necrópolis de los Dioses, por como la describía, se dividía en muchas capas.
Y ese ‘sexto piso’ era extremadamente peligroso.
La noche descendió.
Ni un solo Santo se fue.
Si tenían miedo de un peligro desconocido...
Entonces realmente tendrían muy poca fuerza de voluntad.
Una sombra negra apareció de repente en frente del grupo, entonces se solidificó lentamente.
Esa persona llevaba un muy simple traje negro.
Su cabello negro estaba suelto y no unido, y su barba era tan larga que llegaba hasta el pecho.
Él parecía un anciano.
—Lord Beirut —dijeron el Sumo Sacerdote, César, el Dios de la Guerra y Dylin de inmediato mientras se levantaban.
Todos los Santos de inmediato se levantaron y se inclinaron con respeto, independientemente de si se trataba de su primera, segunda, o tercera vez reuniéndose con Beirut.
El ambiente era tal que ni el Sumo Sacerdote, el Dios de la Guerra, y mucho menos los Santos, se atrevían a respirar.
Beirut tenía un par de pequeños ojos, pero eran bastante animados, como dos estrellas brillantes.
Su rostro parecía tener un rastro de sonrisa perpetua en él.
—Bebe, ven aquí.
Beirut miró a Bebe, y luego sonrió hacia él.
Bebe de inmediato saltó a los brazos de Beirut.
Todos los presentes miraron a Bebe.
—Abuelo Beirut, vamos.
He esperado por mucho tiempo.
Bebe no parecía sentir ninguna presión por la presencia de Beirut, y Beirut asintió con indulgencia, volando hacia el Sur con Bebe en sus brazos.
—Vámonos.
La voz ligeramente ronca de Beirut sonó.
En ese momento, las cuatro Deidades y los más de ochenta Santos humanos y bestias mágicas también volaron en el aire.
Mientras volaban, muchas personas miraron a Linley.
Claramente, la estrecha relación entre Bebe y Beirut había causado que prestasen atención a Linley.
Pero esas personas sólo sabían que...
Bebe era la bestia mágica de Linley.
Mucha gente había llegado a una decisión...
Incluso si no se hacían amigos de Linley, no lo podían ofender.
Después de todo, en frente de Lord Beirut, incluso los que eran como el Dios de la Guerra y las otras tres Deidades actuaban como si fuesen niños, temerosos de incluso respirar fuertemente.
Se podía entender completamente cómo, en el corazón de Lord Beirut, el estatus de Bebe era mucho mayor que el de alguien como el Dios de la Guerra.
—Ese Dios de la Guerra en verdad es formidable.
Expresó buena voluntad hacia mí muy pronto, durante la boda de mi hermano menor —Linley rio en secreto para sí mismo—.
Lord Beirut tiene una relación con Bebe, Bebe tiene una relación conmigo y yo tengo una relación con Wharton...
¡Hay dos capas de separación allí!
Pero el Dios de la Guerra incluso se había involucrado en los asuntos de Wharton, pidiendo directamente al Emperador Johann que permitiese que Wharton se convirtiese en el esposo de Nina.
Uno podría imaginar por completo la cantidad de respeto y temor que el Dios de la Guerra sentía hacia Lord Beirut.
………
Los océanos ocupaban una enorme cantidad de territorio en el plano Yulan.
El Mar del Norte ya era enorme, pero el Mar del Sur era simplemente impactante.
Linley una vez había oído a Hodan decir que al final del Mar del Sur, uno podría ver el salvaje espacio caótico.
Tarde en la noche.
Las interminables aguas del mar parecían oscuras y pesadas.
—Aquí.
Beirut declaró mientras estaba allí en el aire por encima del mar.
—En las profundidades del océano, ustedes encontrarán la entrada del túnel de la Necrópolis de los Dioses.
Ese túnel está aproximadamente a veinte mil metros de distancia de la superficie del mar —Beirut rio con calma—.
Confío en que la presión del agua de las profundidades del mar no tendrá ningún efecto en ustedes.
Si ni siquiera pueden soportar un poco la presión de las profundidades del agua de mar, entonces es mejor si se dan por vencidos de inmediato.
Mientras hablaba, el propio Beirut fue el primero en sumergirse.
Por dondequiera que su cuerpo pasaba, el agua del océano profundo naturalmente se dividía a su alrededor, creando un pasillo.
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