Capítulo 269 - El Favor Del Dios De La Guerra
—Durante una de esas batallas, fui muy afortunado.
Aunque me había escondido lejos, me las arreglé para adquirir una chispa divina, y, lo que es más, fue la chispa divina de un Semidiós.
Si hubiese sido la chispa divina de un completo Dios, no habría sido capaz de absorberla y fundirme con ella en absoluto.
El Dios de la Guerra rio con calma.
Linley de repente empezó a entender.
Había ciertas condiciones previas para que uno pudiese fusionarse con una chispa divina.
Alguien que aún no se había convertido en una Deidad probablemente sólo sería capaz de fusionarse con la chispa divina de un Semidiós.
—¿Por qué esos expertos de otros planos descendieron al continente Yulan y participaron en una batalla aquí? —preguntó inmediatamente.
El Dios de la Guerra miró Linley y dijo: —Por el momento, no es necesario saber acerca de eso.
Era evidente que el Dios de la Guerra no quería decirle a Linley.
Linley no tuvo más opción que permanecer en silencio.
—La Necrópolis de los Dioses se abrirá una vez cada mil años.
Cada vez que se abre, los que han recibido el reconocimiento y el permiso de nosotros, las Deidades, están autorizados a entrar en la Necrópolis de los Dioses y participar en la exploración —el Dios de la Guerra miró a Linley—.
¡Pero tengo que decirte algo, la Necrópolis de los Dioses es extremadamente peligrosa!
—¿Alguien ha tenido éxito? —preguntó Linley.
—Por supuesto —dijo el Dios de la Guerra con certeza—.
Pero sólo una persona.
Y lo curioso fue, que tan pronto como él adquirió una chispa divina de Semidiós y rompió a través, de inmediato se dirigió a los Planos Superiores.
Linley rio en secreto.
Llegar a ser una Deidad era extremadamente difícil.
¿Pero no sería mucho más sencillo simplemente adquirir una chispa divina dentro de la Necrópolis de los Dioses y luego fusionarse con ella? No es de extrañar que muchos de los afortunados sobrevivientes del pasado hubiesen decidido permanecer ocultos aquí en el continente Yulan.
Después de todo, era prácticamente imposible que un Santo adquiriese una chispa divina en los Planos Superiores.
—Lord Dios de la Guerra, ¿hay alguna diferencia entre convertirse en una Deidad a través de la fusión con una chispa divina y convertirse en una Deidad a través de los entendimientos personales y los avances? —preguntó.
El Dios de la Guerra asintió y suspiró: —La hay.
Después de la absorción y la fusión con una chispa divina, el entrenamiento futuro se vuelve mucho más difícil.
Después de todo, la chispa divina con la que te fusionaste no fue algo que descendió de forma natural sobre ti y fuese formado dentro de tu alma.
Hay diferencias cualitativas.
Linley asintió.
En su corazón, Linley apreciaba profundamente el hecho de que el Dios de la Guerra le hubiese proporcionado esa importante pieza de información.
—Pero a pesar de eso, ¿y qué? Linley, si pusiese una chispa divina en frente de ti y te dijese que si te fusionas con ella, te convertirías en un Semidiós, con el precio siendo que tu entrenamiento futuro sería más lento y más difícil...
¿Estarías dispuesto a fusionarte con ella?
El Dios de la Guerra miró a Linley.
Linley se sobresaltó.
Ciertamente.
Si la chispa divina de un Semidiós fuese a ser colocada frente a él, lo que representaba la oportunidad de convertirse en una Deidad, a pesar de conocer que el entrenamiento futuro se haría más difícil...
Probablemente, muchas personas escogerían absorberla de inmediato y fusionarse con la chispa divina.
—Suficiente.
Linley, si no hay nada más, puedes irte ahora —dijo el Dios de la Guerra con calma.
Linley dijo apresuradamente: —Lord Dios de la Guerra, dentro de unos días, tengo la intención de ir a las Tierras Anárquicas.
Mi hermano menor, Wharton, probablemente permanecerá en la capital imperial.
Me preocupa que las fuerzas de la Iglesia Radiante puedan amenazar a mi hermano pequeño...
—No te preocupes.
La capital imperial no es un lugar donde la Iglesia Radiante puede actuar como les plazca —dijo el con calma.
Al oír esas palabras del Dios de la Guerra, Linley se sintió más tranquilo.
—Lord Dios de la Guerra, el Emperador actual, Johann...
Linley ni siquiera había terminado de hablar antes de que el Dios de la Guerra frunciera el ceño y dijese: —Te di mi talismán.
Solo tienes que mostrárselo a Johann, y él sabrá que representa mi autoridad.
Cada generación de Emperadores lo sabe.
Linley se sobresaltó.
¿El talismán con la palabra ‘Guerra’ que el Dios de la Guerra le había legado previamente en realidad tenía esa función?
El Dios de la Guerra miró fríamente a Linley y dijo: —Pero será mejor que no uses el talismán muy salvajemente.
Si lanzas al Imperio a un estado de caos, entonces también tendrás que ser el que lo arregle.
Bien.
Cuando vayas a las Tierras Anárquicas, hay una persona que debes recordar no ofender.
—¿Quién?
Linley se sobresaltó.
Las Tierras Anárquicas no tenían expertos famosos, ¿verdad?
El Dios de la Guerra, dijo con calma: —Uno de los cinco Santos Primordiales vive en las Tierras Anárquicas.
Su nombre es Desri.
Él entrena en las Leyes de la Luz.
Su poder está a la par con el de Fain.
Linley memorizó inmediatamente ese nombre.
Alguien que estaba a la par con Fain era una persona que estaba sólo a un paso de convertirse en una Deidad.
—Suficiente.
Puedes irte ahora —dijo el Dios de la Guerra con calma.
Linley se inclinó de inmediato, luego giró y se dispuso a marcharse.
—Recuerda debes tratar con amabilidad a esa bestia mágica tuya, Bebe —dijo el Dios de la Guerra con un suspiro repentino.
Impresionado, Linley giró la cabeza para mirar al Dios de la Guerra.
Linley no se sorprendió de que él supiese de la existencia de Bebe, pero ¿por qué el Dios Guerra simplemente le dijo que tratase bien a Bebe?
El Dios de la Guerra no le prestó más atención a Linley.
Con un solo paso, y con el cabello de color escarlata fluyendo a su alrededor, entró en la bola de fuego flotante una vez más y volvió a su entrenamiento.
—¿Bebe?
Linley en realidad sentía que el Dios de la Guerra estaba siendo un poco demasiado amable con él.
Ya fuese con respecto a la boda de Wharton, o decirle tantas cosas en esa visita...
Linley ahora sentía que eso tenía que ver con Bebe.
¿Bebe?
Linley aún recordaba cómo Bebe le había dicho que venía de un clan conocido como clan ‘Beirut’.
—El poder de Bebe es aterrador, y su tasa de crecimiento también es impresionante.
Y él viene del clan Beirut.
Ahora, el Dios de la Guerra dice...
Linley repentinamente comenzó a cuestionar la identidad de Bebe.
La capital imperial de Channe.
El palacio imperial.
Dentro de los jardines de flores.
El Emperador Johann estaba de un humor maravilloso.
Él caminaba tranquilamente cerca de sus jardines de flores, disfrutando de la vista de todo tipo de flores hermosas.
Con Linley ya no ocupándose del asunto de Reynolds, naturalmente, se sentía mucho más relajado.
—Su Majestad Imperial, alguien está volando hacia aquí —dijo de pronto su asistente personal.
¿Alguien estaba volando hacia ellos?
¡Un experto de nivel Santo!
El Emperador Johann inmediatamente se giró para mirar.
En el cielo, vio a un Linley vestido de azul volando en su dirección.
En un abrir y cerrar de ojos, Linley llegó a los jardines de flores.
—Oh, es el Maestro Linley —una sonrisa floreció de inmediato en el rostro del Emperador Johann—.
¿Hay algo que usted necesite, Maestro Linley?
Linley echó un vistazo al asistente del palacio.
—Puedes irte por ahora —dijo el Emperador Johann a su asistente cercano, quien de inmediato se alejó.
Ahora sólo estaban Linley y el Emperador Johann, con nadie más cerca.
Incluso los guardias estaban a más de cien metros de distancia.
Linley miró sin emoción al Emperador Johann.
Mirado por Linley de tal manera, el Emperador Johann comenzó a sentirse perplejo e inquieto.
¿Podría ser que Linley hubiese descubierto que la muerte de Reynolds tuvo que ver con Julin?
—Emperador Johann, ¿usted todavía cree que me ha dicho la verdad completa sobre que Reynolds murió en batalla?
Linley miró al Emperador Johann.
El corazón del Emperador Johann inmediatamente se desplomó.
Sentía como si hubiese caído de repente en un abismo sin fondo.
El Emperador Johann no era tonto.
Escuchando las palabras de Linley, naturalmente podía suponer que Linley quizá ya lo sabía todo.
—Linley, ese fue el informe que provino de los oficiales militares.
No debe ser falso —dijo con seriedad.
El significado de sus palabras era claro; Incluso si la información estaba mal, era culpa de los informantes militares y no tenía nada que ver con él.
Linley miró al Emperador Johann.
—Emperador Johann, en base a lo que he sabido, mi querido amigo Reynolds había llevado un grupo de caballeros en un viaje de exploración, y fue perseguido por las fuerzas del Imperio Rohault hasta las paredes de la Ciudad de Neil.
¡Las fuerzas perseguidoras del Imperio Rohault solamente eran trescientas! ¡Pero en ese momento, el Príncipe Julin en realidad ordenó a los soldados quedarse y proteger la ciudad desde el interior, por miedo!
La mirada en el rostro de Johann cambió.
—Frente a trescientas personas, ¿por qué una guarnición de decenas de miles de soldados tenía que mantener su posición dentro de la Ciudad de Neil? —la voz de Linley se hizo aún más fría—.
Mi hermano, Reynolds y sus decenas de subordinados estaban gritando para que las puertas se abriesen desde la base de las paredes.
Pero el Príncipe Julin en realidad ordenó que las puertas permaneciesen cerradas.
Y así...
¡Reynolds y sus hombres perdieron la vida, sin ningún propósito en absoluto!
Linley miró fríamente a Johann.
—Emperador Johann.
Dígame.
¿Cómo debemos resolver este asunto?
El Emperador Johann ya sabía que no había manera de resolver favorablemente esa situación.
No se atrevía a mentir o a equivocarse.
Frente a un Santo en la etapa pico, ¿serían las excusas de alguna utilidad?
El rostro de Johann se volvió duro.
—¡Julin, ese bastardo! —Johann miró a Linley con furia en sus ojos—.
Maestro Linley, Nosotros no teníamos ni idea de que Julin realmente hizo algo así.
Él ha traído absoluta vergüenza sobre nuestro Imperio.
Maestro Linley, por favor, no se preocupe.
Nosotros le garantizamos que sin dudas tomaremos acciones severas para censurarlo.
Mañana, no, de inmediato, vamos a enviar a nuestros ministros para que vayan a la Provincia Administrativa Sudeste e investigarán estrictamente ese asunto.
¡Sin duda no dejaremos que nadie que haya cometido ningún delito grave se vaya con un castigo ligero!
Linley había visto a través de la pequeña estratagema de Johann desde el principio.
¿Johann ‘enviaría a alguien’?
Incluso si descubrían algo, no encontrarían al Príncipe Julin culpable de ningún delito grave.
—Su Majestad Imperial, no hay necesidad de que se moleste.
Quién sea que causase la muerte de mi hermano, debo hacer que muera.
La voz de Linley era fría y feroz, causando que el corazón de Johann temblase.
Pero el Emperador Johann también estaba frenético.
¡Linley estaba diciendo que iba a matar a Julin directamente! ¿Iba a ir a matar al hermano de Johann? Él, Johann, sólo tenía un hermano.
¿Quién era Reynolds? Nada más que un noble común.
Si moría, moría.
¿Cómo podría la vida de Reynolds compararse a la vida del hermano de Johann?
—Linley, el Imperio tiene leyes imperiales —dijo el Emperador Johann con voz fría.
Por el amor a su hermano menor, había decidido tratar de hacer frente a Linley por una vez.
Linley miró al Emperador Johann.
Con una voz fría y calmada, dijo: —Me atrevo a preguntar, de acuerdo con la ley militar, ¿cuál es el castigo para alguien que tiene miedo de luchar contra un enemigo de tan sólo trescientos soldados, e incluso no hace nada viendo como su propios soldados son asesinados?
—La pena de hecho es la muerte —Johann asintió—.
Sin embargo, sigue siendo necesaria una investigación para saber exactamente lo que pasó.
Linley miró a Johann y dijo: —Lo que pasó es bastante claro.
Sólo he venido a informarle lo que voy a hacer.
Johann...
No presiones tu suerte.
No creas que puedas utilizar leyes mundanas para obligarme y restringirme.
Los expertos de nivel Santo estaban realmente libres de las leyes y restricciones mundanas.
El Emperador Johann miró a Linley.
De repente, dijo en una suave y suplicante voz: —Linley, también tienes un hermano menor.
Debes entender como me siento.
—Jaja...
—rio en voz alta—.
Su Majestad Imperial, parece que usted está sugiriendo que mientras uno tenga un hermano mayor, entonces ¿otros pueden matar a cualquiera de mis hermanos con impunidad y luego tener a su hermano mayor diciéndome, ‘Tienes un hermano menor, también’ ¿Y entonces yo perdono a su hermano menor?
El rostro de Linley era tan frío, que parecía que una capa de escarcha lo cubría.
—¡Qué ridículo!
Era en efecto ridículo.
Alguien había matado a su hermano y ahora estaba tratando de despertar simpatía por hablar de la relación entre los hermanos mayores y menores.
—Linley, tú...
El Emperador Johann estaba furioso.
—Johann, espero que no actúes precipitadamente.
De lo contrario...
Con un giro de su mano, Linley sacó el talismán escarlata que el Dios de la Guerra le había dado.
El Emperador Johann, al ver el talismán en las manos de Linley, pareció haber tenido un cubo de agua helada vertido sobre la cabeza.
Todo su cuerpo empezó a temblar.
—¿El Talismán del Dios de la Guerra?
Johann miró con incredulidad el talismán.
Después de la fundación del Imperio O’Brien, el Dios de la Guerra, O’Brien, había abdicado y dado el trono a su hijo, que había pasado el trono con el tiempo a las generaciones futuras.
¡Cada generación de emperadores sabía que el talismán del Dios de la Guerra representaba al Dios de la Guerra en sí mismo!
¡Todo aquel que sostenía el talismán del Dios de la Guerra hasta tenía el poder para obligar al Emperador a abdicar!
Naturalmente, muy pocas personas estaban en posesión del talismán del Dios de la Guerra, y esas personas no se atreverían a falsificar una orden del Dios de la Guerra.
—Es bueno que reconozcas el talismán del Dios de la Guerra —Linley miró con calma al Emperador Johann—.
Emperador Johann, no me importa el hecho de que no maneje los asuntos con imparcialidad.
Yo, Linley, no soy el tipo de persona que se considera el epítome de honor y justicia.
Sin embargo, no trate de ponerse ningún aire a mi alrededor y restringirme.
No voy a ofender a otros, pero no deseo que los demás me ofendan de ninguna manera.
—También.
No quiero verlo planear o actuar en contra el clan Dunstan, el clan de mi amigo Reynolds —dijo Linley con calma.
Y luego, inmediatamente se elevó en el aire y voló hacia el Este.
Johann vio como Linley volaba hacia el Este.
Él sabía que...
Linley se dirigía a la provincia Administrativa Sudeste para ir a matar a su hermano menor.
¿Pero se atrevía a detenerlo? En ese momento, Johann ni siquiera se atrevía a tratar de discutir de forma verbal con Linley.
Era el Emperador, es cierto.
¿Pero, quién le había dado su autoridad? ¡El Dios de la Guerra! Una sola palabra del Dios de la Guerra lo podría obligar a abdicar.
Para entonces, él, Johann, no tendría ninguna autoridad en absoluto.
La pérdida de la vida de su hermano menor, o la pérdida de su poder imperial...
¿Que era más importante?
Johann se eligió a sí mismo.
El viento soplaba con fuerza a medida que Linley volaba a gran velocidad hacia la Provincia Administrativa Sureste.
En ese momento, una luz negra voló de repente hacia él a gran velocidad desde la capital imperial, antes de llegar a su lado.
¡Era Bebé!
—Jefe, ¿cómo te fue? —preguntó Bebe.
—Aunque Johann adora a su hermano menor, valora su poder imperial aún más.
No tuve que decir nada.
Todo lo que hice fue sacar el talismán del Dios de la Guerra, y ya no se atrevió a hacer un sonido.
Linley carcajeó.
¿Poder mundano?
Eso no era más que secundario, y legado a ellos por otros en todo caso.
Sólo cierto poder personal, desarrollado por el entrenamiento, era verdaderamente eficaz.
No era extraño que el Dios de la Guerra no quisiera ser el emperador, y pasase su tiempo en entrenando tranquilamente.
Linley y Bebe, el hombre y la bestia mágica, volaron al Este a gran velocidad, y en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron en el horizonte oriental.
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